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El escándalo Epstein salpica al líder demócrata Hakeem Jeffries y hunde a Larry Summers

Donald Trump aparece en los miles de correos y documentos hechos públicos la semana pasada como un personaje odiado por el pedófilo.

Lawrence H. "Larry" Summers, ex secretario del Tesoro, durante un evento del London School of Economics. | Cordon Press

La reciente liberación de más de 20.000 páginas de documentos y correos electrónicos procedentes del patrimonio de Jeffrey Epstein, impulsada por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes ha generado un impacto político inesperado. Lejos de comprometer al presidente Donald Trump, como parecían anticipar ciertos círculos demócratas que presionaban por mayor transparencia, las primeras consecuencias han recaído en figuras vinculadas al Partido Demócrata.

Larry Summers, secretario del Tesoro en los últimos años del gobierno de Bill Clinton y director del Consejo Nacional de Economía de los Estados Unidos con Barack Obama, ha visto su reputación seriamente dañada tras revelarse su frecuente correspondencia con Epstein, incluso años después de la condena del financiero por delitos sexuales en 2008; su último mensaje data del día antes de que Epstein fuera detenido por nuevas acusaciones, detención que acabó provocando el suicidio del financiero.

El también expresidente de Harvard ha renunciado a sus puestos en los consejos asesores de OpenAI y el Santander, ha suspendido sus compromisos públicos y no impartirá clases en Harvard este semestre, mientras la universidad investiga sus vínculos. Harvard ha confirmado que revisará la información sobre varios de sus afiliados mencionados en los documentos.

Otro nombre destacado es el del líder demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, cuya campaña consultó en 2013 a Jeffrey Epstein si estaría interesado en una cena con el congresista, un evento de recaudación de fondos, para "conocerlo mejor". El correo fue revelado por el presidente del Comité de Supervisión, James Comer, que ha calificado de "mentiroso" a Jeffries por negar tales contactos.

Aunque seguramente Jeffries no tuviera personalmente nada que ver con esa petición de fondos, no resulta sorprendente que la consultora que gestionaba su evento de campaña contactara con Epstein, dado que las relaciones personales de este se centraban predominantemente en entornos demócratas, y sus donaciones políticas se dirigían mayoritariamente a candidatos y causas de ese partido, incluyendo figuras como Bill Clinton.

Otro caso es el de la delegada demócrata por las Islas Vírgenes, Stacey Plaskett, donde residía Epstein. Los documentos revelan que se intercambiaron mensajes de texto en tiempo real durante una audiencia de 2019 con Michael Cohen, exabogado de Trump. En los mensajes, Epstein parecía sugerirle líneas de interrogatorio. Los republicanos intentaron reprobarla y expulsarla del Comité de Inteligencia de la Cámara este lunes, pero la moción fracasó por 214 a 209 votos. Plaskett defendió los textos como contacto con un votante y rechazó cualquier influencia indebida.

Donald Trump, por su parte, ha destacado que Epstein fue detenido durante su primera administración y ha ordenado investigaciones específicas sobre demócratas implicados, mientras niega cualquier irregularidad en su propia relación pasada con el financiero, quien se muestra especialmente resentido con el republicano, que cortó lazos con él en 2005.

La ley firmada por Trump obliga al Departamento de Justicia a publicar los archivos restantes que tenga sobre el caso Epstein en un plazo de 30 días, aunque con posibles excepciones por investigaciones en curso y protegiendo a terceras partes, por lo que es posible que no se publique nada que implique a ninguna figura pública.

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