
Sobria y medida al milímetro. Así ha sido la proclamación formal de Carlos III como nuevo rey de Reino Unido tras la muerte de su madre, Isabel II, a los 96 años. Su coronación, una ceremonia más especial que requiere mucha más organización, se celebrará dentro de unos cuantos meses, una vez haya pasado el tiempo suficiente para honrar a la reina británica más longeva.
El Consejo de Ascensión ha sido el encargado de nombrar formalmente a Carlos III como nuevo monarca aunque lo cierto es que asumió el cargo directamente el jueves tras el fallecimiento de su madre. Este órgano ceremonial no se convocaba desde 1952 cuando murió Jorge VI, padre de la reina Isabel II. Está integrado por relevantes figuras políticas y sociales del Reino Unido, así como por representantes de los 14 países de la Mancomunidad de Naciones de los que Carlos III es jefe de Estado.
La presidenta del Consejo Privado del rey, Penny Mourdaunt, ha sido la encargada de presidir la ceremonia, por primera vez televisada en la historia. En ella, Mordaunt, que también es la presidenta de la Cámara de los Comunes aunque aún no ha jurado el cargo, ha anunciado oficialmente la muerte de la reina Isabel II y después ha llamado al secretario del Consejo para leer en voz alta el texto de la Proclamación del nuevo jefe de Estado. Un texto que han firmado varios de los miembros de este Consejo, entre ellos la propia Mordaunt; Guillermo, el príncipe de Gales; Camila, la reina consorte, y la primera ministra, Liz Truss.
El discurso del rey
Durante esta primera parte de la ceremonia, el rey Carlos III no ha estado presente tal y como marca el protocolo. En la segunda parte, ha entrado en la sala y ha hecho una declaración personal sobre la muerte de Isabel II en la que ha ensalzado la figura de su madre y ha dado las gracias por todas las muestras de cariño recibidas desde el jueves.
Además, Carlos III ha señalado ser muy consciente de los deberes y responsabilidades que le han sido concedidas por lo que se "esforzará en seguir el ejemplo inspirador" de la reina Isabel II para "mantener el gobierno constitucional y buscar la paz y la armonía" tanto del Reino Unido como del resto de territorios de los que es soberano. Una tarea, ha señalado, a la que va a dedicar "el resto de su vida".
Después, ha leído un juramento tradicional, que se remonta al siglo XVIII, en el que se ha comprometido a mantener el estatus de la Iglesia de Escocia. En Escocia, Iglesia y Estado mantienen la separación de poderes, mientras que el soberano británico ejerce al mismo tiempo de gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra. También ha firmado la primera orden de su mandato: el día del funeral de la reina Isabel II será festivo en todo el Reino Unido.
Una vez finalizada la ceremonia, fanfarrias de trompetas han acompañado a la primera lectura pública del texto de la proclamación de Carlos III desde un balcón del palacio de Saint James. Momento en el que no ha estado presente, eso sí, el nuevo monarca. Al mismo tiempo, varias salvas de cañón han saludo la ascensión al trono del nuevo rey desde Hyde Park y la Torre de Londres.
