La contraofensiva ucraniana de las últimas semanas ha cambiado de forma rotunda la iniciativa en la guerra. El colapso de los militares rusos en el frente de Jarkov ha permitido que los efectivos de Kiev se planten a las puertas del Donbás (Donetsk y Lugansk) también por la zona norte de este área. De manera paralela, los soldados ucranianos avanzan lentamente en el frente de Jersón, situándose cada vez más cerca de la capital del oblast y del río Dniéper.
Ante esta situación, y la posibilidad de que el avance ucraniano ponga en riesgo la ocupación de estos tres regiones ucranianas, los estrategas de Moscú han decidido mover ficha. Han ordenado a los colaboracionistas ucranianos a los que han puesto al mando de estos tres territorios que antes de finalizar septiembre organicen un referéndum de anexión en el que los ciudadanos proclives a la ocupación rusa puedan votar la anexión de su territorio a Rusia.
El anuncio de la convocatoria de estas consultas se ha ido produciendo a lo largo de este martes en los diferentes territorios. Los primeros en hacerlo han sido las autoridades ocupantes de Jersón. Poco después, lo han hecho los líderes de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Pese a que la gran mayoría de los datos sobre cómo si van a celebrar estas votaciones están en el aire, sí se sabe que lo van a llevar a cabo entre este viernes 23 y el martes 27 de septiembre.
Las autoridades ocupantes de Zaporiya, el oblast donde se encuentra la central nuclear de Enedogar, la más grande de Europa, y que también está mayoritariamente bajo control ruso, también han mostrado en las últimas horas su intención de llevar a cabo un referéndum de anexión a Rusia, aunque no han puesto fecha para el mismo.
Rusia, que está detrás de la idea, ha salido rápidamente a dar su apoyo a la convocatoria de estos referendos. Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, ha indicado que "desde el inicio de la operación militar especial y, en general, en el periodo precedente, dijimos que la población de los respectivos territorios debía decidir su futuro", ha indicado. "La situación actual confirma que quieren ser dueños de su destino", ha añadido Lavrov, según recoge la agencia rusa Tass.
La idea de la anexión de estos territorios a Rusia siempre ha sido el anhelo de las autoridades de Moscú. Hay que recordar que, días antes del inicio de la invasión, el propio Putin humilló a uno de los jefes de sus servicios de inteligencia en público. Entre las preguntas que le hizo fue si apoyaba reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk. El jefe del espionaje dijo que apoya la anexión de los dos territorios ucranianos, momento en el que Putin le paró, le dijo que todavía no se había llegado a ese punto y que se hablaba de reconocer solo su independencia de Ucrania.
Este método, el de utilizar a la administración ocupante para votar un referéndum de anexión a Rusia fue también utilizado en Crimea en 2014. En aquel momento las tropas rusas invadieron esta península ucraniana y las nuevas autoridades ocupantes convocaron en consulta. Ucrania no pudo plantear batalla en aquel año, y la mitad de su ejército que estaba en el territorio se unió a los rusos y la otra mitad salió huyendo.
La anexión de estos territorios a Rusia es una baza estratégica importante para Moscú. Por un lado, permite que cualquier ataque ucraniano a estos oblast en el marco de la reconquista de su propio territorio pueda ser considerado como un ataque a la propia Rusia, lo que permitiría al Kremlin tomar decisiones mucho más severas sobre su invasión, como declarar oficialmente la guerra a Ucrania -podría convocar levas- o, incluso, el uso de armas nucleares o químicas tácticas.