Utilizan artefactos baratos, cargados de explosivos que pueden destruir un blindado que cuenta cientos de miles de euros. En el cobertizo se mezcla la carga letal que puede pesar varios kilos una vez añaden la metralla. Pero para dirigir este dron sin cámara llamado FPV hace falta uno de otra clase más ligero y caro equipado con una cámara que busca previamente el objetivo. Una vez en el campo de batalla pueden ser letales. Esas interferencias de los últimos segundos son un intento desesperado por desorientar al dron cuando ya es demasiado tarde.

