
Hadush Gerberslasie Kebatu, un etíope de 41 años, ha sido condenado a un año de prisión por agredir sexualmente a una menor de 14 años y a una mujer que intentó defenderla en el centro de Epping. El delito ocurrió el pasado julio, apenas ocho días después de que Kebatu llegara al Reino Unido en patera y fuera alojado en el Bell Hotel, un establecimiento habilitado para solicitantes de asilo a cargo de los fondos públicos. Kebatu abordó a la menor en la calle, intentó besarla a la fuerza, tocó su muslo y le propuso actos sexuales; al intervenir una mujer, también la agredió físicamente. Según el juez Christopher Williams, Kebatu actuó con "ignorancia repulsiva", y su condena incluye la deportación automática, aunque su defensa, que alega "arrepentimiento", podría presentar un recurso para evitarla.
El caso de Kebatu desencadenó una oleada de indignación en Epping, que culminó en una manifestación el 17 de julio frente al Bell Hotel, donde se alojaba el condenado. Los vecinos, alarmados por la agresión sexual a una menor en su localidad, salieron a la calle para exigir mayor seguridad y cuestionar la política de acogida de inmigrantes. La protesta, que reunió a unas 500 personas según la policía, derivó en momentos de tensión, con un manifestante subiendo al tejado del hotel para hacer sonar una campana en señal de alerta. Las autoridades estimaron un coste de 1,6 millones de libras en medidas de seguridad para contener la situación.
Tres de los participantes en la protesta –Martin Peagram (33 años, techador y padre de familia), Dean Smith (reponedor y cuidador de su madre nonagenaria) y Stuart Williams (36 años, pintor de brocha gorda)– fueron condenados a alrededor de dos años de prisión cada uno por desórdenes violentos. Según el tribunal, los acusados contribuyeron al caos al gritar eslóganes, obstruir el acceso al hotel y, en el caso de Peagram, escalar el tejado para tañer la campana. El juez Jamie Sawyer calificó su conducta de "inaceptable", argumentando que las acciones de los manifestantes pusieron en riesgo el orden público y basando las condenas en su "sospecha" de que sus motivos fueron racistas. Sin embargo, muchos vecinos consideran desproporcionada la sentencia, especialmente al compararla con la pena de un año impuesta a Kebatu por un delito grave como el abuso sexual.
La disparidad entre las condenas ha avivado el malestar en Epping y alimentado las críticas a lo que popularmente se conoce como "justicia de dos velocidades" en el Reino Unido. El término se emplea para describir un sistema judicial que parece aplicar penas más severas a ciudadanos británicos que protestan en la calle o en redes sociales por motivos considerados "de derechas" frente a las impuestas por delitos graves, especialmente a inmigrantes. En Epping, la percepción de que los manifestantes, movidos por el temor fundado tras el ataque de Kebatu, han sido castigados con mayor dureza que el propio agresor ha generado un profundo sentimiento de injusticia. Este debate, que resuena en otras ciudades británicas, subraya la creciente polarización en torno a la inmigración y la seguridad pública.

