
En Cuba no hay energía. Desde hace días, los cubanos padecen largos y molestos apagones de hasta diez horas consecutivas, que afectan a todas la provincias del país, incluida La Habana. La comida se pudre en frigoríficos inservibles y la tensión social aumenta en la isla debido a la fracasada política energética castrista, que arrastra ahora mismo un elevado déficit del 46% de la capacidad máxima de generación en el horario de mayor consumo.
El gran incendio provocado por el impacto de un rayo en el puerto de superpetroleros de Matanzas, además de matar a 16 bomberos y herir a 132 personas, también ha supuesto un golpe insalvable para el sistema energético cubano, ya que la mayor parte de la electricidad de la isla se genera a partir de petróleo extranjero (las termoeléctricas generan dos tercios de la electricidad) y su principal proveedor, Venezuela, ha disminuido notablemente sus envíos.
A la falta de combustible se suman los fallos y roturas en las antiguadas plantas termoeléctricas que la dictadura cubana, en estado de quiebra, ni siquiera puede reparar. De los de 1.400 MW de déficit diario, unos 1.100 MW se deben a la falta de piezas y repuestos que hay que renovar.
En julio se registraron apagones en 29 de los 31 días y en agosto la situación ha seguido la misma deriva. Los hogares, ya de por si castigados por la profunda crisis económica, sufren las consecuencias de una política energética nefasta. De hecho, la llamada revolución energética, llevada a cabo por Fidel Castro en 2004, incentivó la compra masiva de electrodomésticos, cocinas y demás aparatos que modernizaron el parque doméstico pero a la vez aumentaron la dependencia eléctrica de la población, que ahora tiene en sus domicilios multitud de aparatos inservibles.
Esta crisis energética, que lastra todos los ámbitos de la economía y afecta de forma notable a la vida diaria, está empezando a azuzar el descontento social en Cuba. Ya el pasado año los apagones fueron una de las razones (junto con la escasez de alimentos y la falta de libertades) detrás de las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021, las mayores en décadas, a juicio de los analistas.
En los últimos días se han producido más de treinta protestas, principalmente en localidades pequeñas que sufren prolongados apagones, aunque también se han registrado en Santiago de Cuba y La Habana y otras provincias del país.


