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El gran momento de Sánchez como salvador de Gaza en la ONU dura dos minutos: "Tenemos que parar esta matanza"

El presidente del Gobierno ha hablado de Gaza en la sala de la Asamblea General de Naciones Unidas, pero su discurso ha sido poco más que un suspiro.

Pedro Sánchez ha tenido por fin su gran momento como salvador de Gaza y los palestinos, nada menos que en la icónica sala de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, pero por desgracia para Pedro Sánchez y su ego la intervención ha sido un suspiro: poco más de dos minutos.

Es cierto que los discursos en este tipo de actos de pomposo título, en este caso se trataba de la "Conferencia Internacional de alto nivel para la solución pacífica de la cuestión de Palestina y la implementación de la solución biestatal", son breves, pero el del presidente del Gobierno ha sido especialmente corto: justo antes de él ha tomado la palabra el primer ministro de Egipto, Mostafa Kamal Madbouly, y lo ha hecho durante cinco minutos, el doble que Sánchez.

"Tenemos que parar esta matanza"

Durante su brevísima intervención el líder del PSOE no ha ahorrado en frases contundentes y, aunque no ha pronunciado la palabra "Israel", ha lanzado duras acusaciones al Estado judío: "Lamentablemente el pueblo palestino está siendo aniquilado", ha dicho, antes de asegurar que "en nombre de la razón, en nombre del derecho y en nombre de la dignidad humana tenemos que parar esta matanza ya".

Sánchez ha hecho un relato dramático de lo que según él está ocurriendo en la Franja: "En estos momentos las bombas siguen cayendo indiscriminadamente sobre la población gazatí y el hambre mata a mujeres, a ancianos y a niños".

Según el presidente, la conferencia en la ONU es "un paso crucial" al "reivindicar la solución de los dos Estados", pero ha recalcado que "no hay una solución posible cuando la solución de uno de esos dos Estados es víctima de un genocidio", ha dicho repitiendo una vez más la palabra fetiche de su Gobierno en los últimos días.

Acto seguido, la conferencia ha pasado de ser "un paso crucial" a ser solo algo que "alimenta" la "única esperanza" que tienen los gazatíes, que por lo visto es "saber que el mundo no les olvida". También se ha referido a la cita en la ONU como "un acto de rebeldía moral ante la indiferencia y el olvido". Está claro que después de estas palabras los habitantes de la Franja se quedarán mucho más tranquilos.

Pasando al lado práctico, si nos permiten lo que es casi una ironía, Sánchez ha hecho "dos propuestas", empezando porque "el Estado de Palestina debe ser miembro de pleno derecho en Naciones Unidas" y para ello "se debe completar lo antes posible el procedimiento de ingreso".

"En segundo lugar – ha seguido el presidente – tenemos que adoptar con carácter inmediato medidas para frenar la barbarie y hacer posible la paz". Con toda seguridad muchos miembros de la ONU se habrán mostrado en ese momento muy interesados por saber cuáles son esas medidas que acabarían con un conflicto que ya tiene un siglo, pero por desgracia para todos Pedro Sánchez no las ha explicado y se ha limitado a decir, que "España adoptará por supuesto un plan con medidas para frenar el genocidio en Gaza" y que "seguiremos tomando medidas valientes con quien quiera sumarse porque Gaza lo necesita". De nuevo ni rastro de las medidas.

Por último, Sánchez ha asegurado que la "historia nos juzgará" y que "su veredicto será implacable con quienes perpetraron esta barbarie y con quienes callaron o miraron hacia otro lado" y ha pedido que "este 22 de septiembre" sea recordado como "el primer gran paso" no ha dicho hacia qué. "Hoy más que nunca que lo injusto no nos sea indiferente", ha terminado ante los tibios aplausos de una parte pequeña de la sala.

Tras finalizar su discurso Sánchez ha subido a saludar a Emmanuel Macron, que copresidía la conferencia y que ha anunciado el reconocimiento francés del "Estado palestino", mientras era sustituido en el estrado por el primer ministro de Canadá, Mark Carney, que también ha estado hablando cinco minutos, el doble que el presidente español.

Antes de este acto Pedro Sánchez había dado un discurso en la Universidad de Columbia – conocida por la fiereza de sus posturas contra Israel – y después estaba prevista su participación en una reunión con motivo del 30º aniversario de la Conferencia de Beijing sobre la Mujer.

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