
Son muchos los madrileños que lamentan que los tiempos de espera del taxi y de los servicios de VTC han ido a más en los últimos años. El boom económico de la capital y su región exige un salto adelante en materia de movilidad, pero el incremento de la demanda de estos servicios no se ha visto acompañado, al menos hasta ahora, del consecuente repunte de la oferta. En el caso de los VTC, esto también eleva los precios, en la medida en que su flota de vehículos se mantiene constante, pero lidia con un volumen creciente de peticiones de servicio.
Esta situación puede cambiar en los próximos meses. Tras ocho años de procesos judiciales, la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid ha comunicado a Cabify que concederá 8.500 licencias para su despliegue en la región. Eso sí: el escenario que ahora se abre obliga a Cabify a poner en funcionamiento miles de nuevos vehículos sin apenas tiempo de reacción, lo que ha abierto una "brecha" entre la empresa de VTC y el gobierno autonómico.
Libre Mercado informó en marzo de 2025 de la victoria judicial que había alcanzado la compañía en uno de los procesos que estaban abiertos ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid. A esta jurisprudencia hay que sumarle distintas sentencias favorables que emanan del Tribunal Supremo o el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Ahora, el gobierno madrileño toma nota de estas resoluciones judiciales y mueve ficha, tal y como reclamaba la firma de movilidad.
Críticas de la empresa
Con todo, el procedimiento que ha definido la Consejería de Transportes no ha gustado a los responsables de Cabify, que de hecho apuntan que "carece de fundamento jurídico" al plantear el despliegue inmediato de los vehículos, circunstancia que chocaría con la resolución del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid que ordenaba "una concesión directa de las licencias sin condiciones ni trámites adicionales".
Para Cabify, "esta resolución hace inviable el despliegue progresivo que se ha diseñado para facilitar la absorción de los nuevos vehículos sin afectar negativamente al conjunto del sector de la movilidad". Por ello, la empresa "insta a la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid a facilitar una activación ordenada y por fases de estos vehículos, que permita aprovechar los beneficios de una mejor movilidad para los ciudadanos de la región y garantice la sostenibilidad financiera y el empleo que generan las licencias de taxi y de VTC ya operativas. Un compromiso que vela por la puesta en marcha de forma legal, conforme a derecho y que sólo será posible si existe voluntad política para permitirlo".
Déficit de vehículos
En la actualidad, la Comunidad de Madrid presenta un total de 16.000 licencias de taxi y cerca de 9.000 autorizaciones de VTC. Un estudio elaborado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid estima que Madrid necesita entre 8.300 y 11.000 licencias más de taxis y VTC para alcanzar los niveles de vehículos con conductor por habitante que alcanzan otras ciudades europeas, como París, Londres, Ámsterdam, Dublín, Atenas o Berlín.
Si se da finalmente la incorporación de 8.500 nuevos vehículos, la brecha se habrá cerrado por completo, si damos por buena la estimación de déficit más optimista (8.300), o se habrá reducido en un 75%, si validamos el cálculo más pesimista (11.000). Cabe señalar, eso sí, que otros cálculos de la UPM consideran que la necesidad de nuevos permisos podría ser aún mayor y rondaría, de hecho, los 18.000. Esto significa que los 8.500 coches que ahora deberían salir al mercado resolverían apenas la mitad de esta "brecha", dando por bueno dicho cálculo.
El valor de las licencias de taxi disponibles para venta en plataformas online no refleja un agotamiento de su rentabilidad, puesto que el precio de venta se mantiene en una horquilla que va de 100.000 a 150.000 euros. Esto sugiere que el déficit generalizado de vehículos que enfrenta el sector ha contribuido a revalorizar el negocio de la movilidad, puesto que la entrada en juego de empresas como Cabify no ha sido suficiente para compensar una oferta claramente inferior a la demanda.



