El pasado viernes, Repsol celebró su Junta General de Accionistas, en la que su presidente, Antonio Brufau, aprovechó para lanzar varios mensajes a favor de la "neutralidad tecnológica" y avisó de que "el petróleo y el gas natural" van a tener teniendo importancia "en las próximas décadas". "No nos olvidemos de regular contemplando el petróleo y el gas", advirtió el presidente de la energética, alertando de los que piensan que "a través de la electricidad vamos a resolver todos los problemas".
En su discurso, en el que habló de la "descarbonización" del refino, la necesidad de abaratar el coste de la energía y de un crecimiento y una transición energética que tenga a la industria en su centro, Brufau también señaló cómo el petróleo va a seguir siendo esencial, "queramos o no".
Para ejemplificarlo, puso el ejemplo de un quirófano, recordando cómo ese ejemplo ya lo puso en 2016, sigue siendo aplicable hoy y "será aplicable en veinte o treinta años". Si desapareciera el petróleo, avisó, también desaparecerían de los quirófanos todo tipo de utensilios y envases fabricados con plásticos y tampoco "existirían las batas y guantes desechables", que dan protección higiénica y se fabrican con derivados del petróleo.
"Olvidémonos de colchonetas y otro mobiliario, fabricado con resinas, polirresinas y otros derivados del petróleo, con cualidades como resistencia y prestaciones contra la deformación". Además, también desaparecerían el aislamiento y el recubrimiento de paredes, "fabricadas con PVC, poliestirenos o soluciones vinílicas" que proporcionan "aislamiento y baja porosidad", necesarias en un quirófano.
Brufau continuó diciendo que los sanitarios, además de no tener ropa, tampoco tendrían luz en caso de un apagón como el del 28 de abril, puesto que los generadores "funcionan con gasóleo". "Alguien podría pensar: pues ponemos velas. Pues no, porque se fabrican con parafinas, también derivadas del petróleo", señaló el directivo, que animó a reflexionar también sobre "cómo se mueven las ambulancias y los helicópteros".
El empresario hizo estas consideraciones a quienes ven el petróleo "como un combustible del pasado" y señaló que seguirá siendo "parte de nuestras vidas, y lo va a seguir siendo", "queramos o no".
En su intervención, apeló a una transición energética sin "negacionistas ni activistas" sino con "pragmatismo". "Hay que aplicar las decisiones más adecuadas" para una transición con "realismo y racionalidad". Al respecto, Brufau recordó cómo el consumo de petróleo creció en 2024 respecto a 2019 (103 millones de barriles diarios frente a 100) y auguró que "continuará creciendo queramos o no".
"La realidad es muy dura y es la que mueve la sociedad", apuntó, recordando cómo muchos países "todavía consumen carbón" y no se les pueden negar combustibles más eficientes.
En su defensa de la apuesta de su compañía por los combustibles avanzados y el papel que pueden desempeñar en la descarbonización del transporte, Brufau insistió en pedir "más tecnología y menos ideología", evitar "prejuzgar" y no destruir "una industria que ha sido puntera en el mundo". Según el empresario, Europa terminará entendiendo que un vehículo que funcione con combustibles renovables también es etiqueta cero y tampoco debería tener impuestos de hidrocarburos.
En su conclusión, Brufau lanzó una reflexión sobre el "crecimiento exponencial" de la sociedad en los últimos 200 años gracias al talento de la gente y al "crecimiento del petróleo y gas", de haber sido capaces de "convertir en energía materiales vegetales muertos hace miles de años". "Un nivel de bienestar", avisó, "al que no deberíamos renunciar" y que siguen necesitando "dos tercios del planeta para conseguir cuotas parecidas a las nuestras".