Según fuentes cercanas a Prisa consultadas por Libertad Digital, la periodista Pepa Bueno será destituida este miércoles como directora de El País. En su lugar, la empresa que preside Joseph Oughourlian ha decidido que acceda al cargo el hasta ahora responsable del diario en iberoamérica Jan Martínez Ahrens.
La destitución de Bueno era una decisión que se esperaba desde el último giro que tomó Oughourlian tras los intentos de Moncloa de tomar el control de la compañía a través de personas de confianza de Pedro Sánchez, que fueron destituidos fulminantemente cuando se enfrentaron con Oughourlian a cuenta de una televisión diseñada para mayor gloria de Pedro Sánchez. Eran Carlos Núñez y José Miguel Contreras.
Esta decisión confirma la puesta en marcha de la fase dos dentro de la operación de Oughourlian en Prisa tras hacerse con todo el control de la compañía tras aprobar en la última junta general de accionistas la ampliación de capital que diluyó las acciones y la influencia del grupo cercano a la Moncloa en el accionariado de Prisa.
Hace sólo unos días nombró a Pilar Gil nueva Presidenta ejecutiva de Prisa Media, es decir, de la parte de la empresa relacionada con los medios de comunicación. Pilar Gil había sido, hasta el momento, persona de máxima confianza de Oughoulian, y el cerebro financiero de la compañía, que había logrado reducir su exposición a deuda y había dotado de sentido y viabilidad un proyecto económico que estaba en quiebra técnica.
Menos de cuatro años de directora
Pepa Bueno fue nombrada directora de El País en agosto de 2021, sustituyendo a Javier Moreno y siendo la primera mujer en ocupar el puesto en la dirección de la cabecera. Antes de eso había dirigido y presentado varios de los espacios más destacados en la Cadena SER, la emisora de radio del Grupo Prisa.
La destitución de Bueno, que ha estado menos de cuatro años al frente de El País, es uno de los últimos episodios de la guerra que se desató en el Grupo Prisa cuando Oughourlian se negó a respaldar el proyecto de una nueva televisión que los hombres más cercanos a Moncloa de la compañía, José Miguel Contreras y Carlos Núñez, estaban intentando desarrollar. Se trataba de una cadena que iba a ser muy cercana al PSOE y el Gobierno y que el propio presidente de la compañía calificó en la última junta de accionistas de la compañía "un proyecto imposible de justificar desde el punto de vista financiera y muy dudoso desde el punto de vista industrial".