
Llega el verano y desde los partidos de la izquierda, socios del Gobierno de Pedro Sánchez, aprovechan para desviar la atención de la actualidad política que afecta al PSOE y al Ejecutivo y, al mismo tiempo, tratar de imponer su agenda ideológica e intervencionista en materia de turismo. De este modo, la formación que lidera Yolanda Díaz pone en el punto de mira una vez más a la llegada de cruceros y visitantes extranjeros.
En concreto, en una Proposición no de Ley registrada el pasado 12 de junio, Sumar llama a "reducir la llegada masiva de cruceristas" y a desarrollar una nueva legislación que impongan fuertes restricciones a los cruceros. Así, se pretende limitar la llegada de estos barcos a los puertos españoles a un máximo de dos cruceros y 3.500 pasajeros al día en cada ciudad, así como a barcos de 280 metros de eslora como máximo.
Límites a los cruceros
En el texto, el grupo liderado por Yolanda Díaz señala como "una prioridad compartida de las ciudades de la mediterránea para salvar nuestros barrios e impedir su disneylandización" la lucha contra el turismo masivo de los cruceros. Así, sostienen que la llegada masiva de cruceristas a estas ciudades provoca colapsos, saturación de los servicios públicos y dispara los precios de la hostelería.
En este sentido, desde la formación de extrema izquierda aprovechan para señalar a las grandes empresas, a quienes responsabilizan de "una transformación forzada, en manos de unas pocas multinacionales, con la complicidad de Puertos del Estado, que comporta la expulsión de población local, masificación del espacio urbano, transformación del comercio alrededor de los circuitos más utilizados por los/las cruceristas, problemas de movilidad, entre otros".
En consecuencia, tal y como se expone en el documento, para Sumar "urge romper con el monocultivo turístico que empobrece y contamina las ciudades y pueblos con puerto y que aumenta la vulnerabilidad exponiendo su economía en las fluctuaciones económicas, las crisis, pandemias, catástrofes y los encarecimientos de precios, sobre todo de la energía".
De este modo, con la habitual cursilería con la que esconden el trasfondo autoritario de sus políticas, llaman a acometer un cambio de paradigma "para volver a ser ciudades con puerto, y no puertos con ciudad" y demandan que la nueva ley de puertos "debe incluir un nuevo modelo de gobernanza más democrático, trasparente y participativo que incluya a los gobiernos locales y movimientos sociales".
Con todo, mediante esta Proposición no de Ley, el partido de Yolanda Díaz insta a paralizar las ampliaciones de las terminales para cruceros en los puertos de todo el Estado y a estudiar propuestas de decrecimiento en dichas infraestructuras. Además, apelan a la administración competente en Puertos del Estado y las ciudades en cuestión para "aprobar un marco regulatorio estable que restrinja a un máximo de dos cruceros y 3.500 pasajeros al día, y barcos de 280 metros de eslora como máximo". De este modo, Sumar trata de limitar de una forma especialmente restrictiva el número de barcos y pasajeros que llegan cada día a las ciudades portuarias de nuestro país.
Finalmente, apuntan a la necesidad de "impulsar la descarbonización y mitigar su alto impacto obligando a los buques a conectarse a la red eléctrica del Puerto en lugar de quemar combustibles fósiles en sus motores auxiliares y condicionar cualquier ayuda pública del Estado a dichas empresas al uso exclusivo de combustibles renovables de cero emisiones".
Demonización del turismo
Lo cierto es que el turismo es uno de los principales motores de la economía española, sobre todo en zonas como la costa Mediterránea, donde la actividad empresarial y el empleo, marcado por un fuerte componente estacional, dependen aún en mayor medida de la llegada de visitantes extranjeros. Sin embargo, desde su torre de marfil, flanqueada por la ideología y totalmente ajena a la realidad, la extrema izquierda demoniza una de las principales fuentes de riqueza de estas regiones.
Así, en el documento, desde Sumar explican que "los cruceros que visitan puertos de la UE emiten tanto azufre tóxico como 1.000 millones de coches". Además, añaden que "desgraciadamente, la tendencia en los últimos años, a pesar de la emergencia climática que vivimos en nuestras ciudades, con episodios climáticos extremos como la DANA del pasado octubre en Valencia, ha empeorado".
Al respecto, con tono pesimista y lamentando el dinamismo del turismo extranjero, apuntan a que "los puertos españoles recibieron a lo largo de 2024 un total de 12.837.550 pasajeros de cruceros, lo cual supone un incremento del 6,7% respecto a las cifras cosechadas en el año anterior, considerado de recuperación pospandémica". Del mismo modo, inciden en que "además, el volumen de buques de esta categoría que realizaron escalas alcanzó los 4.700, con lo cual, el incremento fue del 4,4%".
Es más. En este mismo sentido, tratan casos concretos, como el de Valencia, donde "a pesar de la DANA, llegaron 774.067 cruceristas en 2024". Así, lamentan que "según la previsión, en 2025 la llegada de macro cruceros de más de 6.000 pasajeros se quintuplicará". De igual modo hablan de Alicante, que "ha visto como en un solo año han llegado 40.000 pasajeros más, casi un 20% más que en 2023, al llegar hasta los 234.659 pasajeros".
No obstante, ignoran u ocultan el peso del turismo sobre el PIB español. De acuerdo con Exceltur, en el año 2023 el turismo supuso el 12,3% del PIB y el 11,6% del empleo total. Por regiones, si atendemos a algunas de las que desde la izquierda se reivindican como supuestas víctimas del turismo, vemos cómo este sector representó el 15,5% del PIB de la Comunidad Valencia y el 15,9% de su empleo, mientras que en las Islas Baleares supuso el 41,3% de su PIB y explicó el 41,6% del empleo generado.


