
Los gobiernos socialistas de Madrid y Barcelona han dado luz verde este martes a la creación de la empresa "Rodalies de Catalunya" para gestionar la red y el servicio ferroviario de cercanías (rodalies en catalán). La nueva compañía es fruto del acuerdo entre el PSOE y ERC para la investidura de Pedro Sánchez. Fueron el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, quienes llegaron a una serie de acuerdos entre los que figura el traspaso de "Rodalies", una reivindicación histórica del separatismo.
En el momento en el que Junqueras y Bolaños alcanzaron el pacto, ERC gobernaba la Generalidad con Pere Aragonès como presidente y no se contemplaba un adelanto de las autonómicas. Se entendía que los negociadores serían socialistas y republicanos, pero la "jugada maestra" de ERC de adelantar las autonómicas allanó el camino de Salvador Illa a la presidencia de la Generalidad. En conclusión, los interlocutores de una y otra parte en este traspaso son socialistas.
Sin embargo, el traspaso no está resultando fácil. La presión de los sindicatos de Renfe y Adif es la clave de un traspaso con letra pequeña, toda vez que el Estado tendrá mayoría en la nueva compañía, aunque la última palabra, según se dice, será de la Generalidad. Los sindicatos no querían pasar a depender de una empresa de la Generalidad bajo ningún concepto, aunque se les prometieran mejores condiciones.
La convocatoria de una huelga en las fechas aledañas a la Semana Santa forzó una negociación de la que salió esa empresa, "Rodalies de Catalunya", constituida con un capital social de dos millones de euros. El Estado tendrá el 50,1%. La Generalidad, el 49,9 restante. Los representantes sindicales no aceptaban otro reparto.
Conflictividad laboral
Está previsto que la compañía comience a operar en enero del próximo año en un contexto sumamente complicado. Los retrasos y las interrupciones del servicio están a la orden del día. Dirección y trabajadores están enfrentados. Ha habido despidos por boicotear supuestamente el servicio, ya de por sí pésimo e inseguro.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha vendido la creación de la nueva compañía como un "paso decisivo" en una "gobernanza compartida". También ha destacado que con el traspaso habrá un cambio de modelo de gestión, con la Generalidad al frente, pero con la tutela de Renfe en lo relativo a seguridad e infraestructuras y con la garantía a los trabajadores de que no verán alteradas sus condiciones laborales aunque trabajen en Cataluña.
La consejera portavoz del gobierno catalán y responsable también de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, ha acentuado en todo momento el mando ejecutivo de la Generalidad en la nueva empresa.
En cuanto a ERC, Oriol Junqueras exhibió ayer el traspaso en las redes sociales señalando que "el reto de lograr que Rodalies funcione es inmenso, pero solo ERC lo intenta".
En el plano político, el ministro Puente ha destacado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que la cesión a la Generalidad es un compromiso alcanzado con ERC y que el Gobierno "cumple sus compromisos políticos".
Para sortear las dificultades planteadas tanto por los sindicatos como por los delegados de ERC en la negociación, el consejo de administración estará formado por cuatro consejeros de Renfe, uno de ellos sindical, y cinco de la Generalidad más la presidencia. Así se garantiza que la administración autonómica tendrá la última palabra. La consejera Paneque ha calificado de "histórico" el traspaso, pero ha alertado de que habrá que esperar al menos tres años para advertir las mejoras en un servicio que ahora mismo está permanentemente al borde del colapso.

