Las cuentas de la Seguridad Social hacen aguas a pesar de la recaudación récord que viene cosechando el Gobierno a través de las cotizaciones sociales de las empresas y los trabajadores del país.
Según los últimos datos publicados el pasado jueves por la Seguridad Social relativos al mes de junio, los ingresos por cotizaciones registraron un incremento del 7,2% interanual en los datos acumulados de los 6 primeros meses del año alcanzando los 87.504 millones de euros. Esto supone 5.843 millones más que en el mismo periodo del año anterior y un nuevo récord para el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Sin embargo, a pesar del éxito recaudador del Gobierno, desde hace años los ingresos por cotizaciones no son suficientes para pagar las pensiones, por lo que el Estado tiene que tirar de transferencias y deuda para poner pagar las prestaciones mes a mes.
Este problema se hará todavía más grande en los próximos años, cuando las jubilaciones del baby boom aumenten con más rapidez que ahora.
Esta es una de las alertas que Daniel Fernández y Santiago Calvo han dado en su último informe para la Universidad de las Hespérides. En el texto analizan "los aspectos demográficos que subyacen a la insostenibilidad del sistema de pensiones español".
"Aunque la generación del baby boom solo ha comenzado su proceso de jubilación masiva, las cuentas de la Seguridad Social española ya resultan insostenibles" reza el texto.
Los autores repasan el "verano demográfico" que vivió España a partir de 1985, cuando la generación del baby boom alcanzó la edad adulta. En 2015 llegó el "invierno", coincidiendo con el inicio de la jubilación masiva de esta generación" señalan.
Por tanto, España "vivió una expansión económica artificial desde 1985, impulsada casi exclusivamente por factores demográficos. Durante este período, la economía española creció mientras la productividad laboral se estancaba. La principal explicación de esa bonanza es el aumento de la proporción de personas en edad laboral." Ese "bono demográfico" España no lo supo aprovechar y, ahora, pagará las consecuencias con la jubilación de esas personas" vaticinan.
El informe señala también que "España figura entre los países europeos que más gastan en pensiones. El nivel actual de las pensiones ya es insostenible, pero cuando se complete la jubilación de la generación del baby boom, la presión sobre las cuentas públicas se volverá insoportable" avisan.
Otro handicap es que una de las causas de la transición demográfica iniciada en España con la generación del baby boom es la caída en la natalidad. "El desplome en el número de nacimientos fue muy marcado en España desde el año 1975. En 1980, la tasa de fertilidad española traspasó la barrera del reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer) para no volver a superarla nunca" explican.
"Coincidiendo con la llegada a la madurez de la generación del baby boom, se dio otro fenómeno demográfico de calado en España: la remigración o vuelta de españoles que habían emigrado anteriormente" reza el documento.
Un asunto preocupante es que "las características demográficas de la generación del baby boom han provocado que la proporción de personas en edad de trabajar sobre personas de la tercera edad se dispare. Este hecho ocurre paulatinamente conforme la generación del baby boom envejece y las nuevas cohortes menos numerosas de las generaciones siguientes llegan a la edad laboral". Según el informe, apenas hay 3,25 personas en edad de trabajar por cada anciano mientras que en el año 1975 había 6 personas en edad de trabajar por cada anciano.
La proporción creciente de la tercera edad sobre la población en edad de trabajar no solo creció por la escasa natalidad de las pasadas décadas, sino también por la prolongación de la esperanza de vida de los ancianos. Una persona que cumplía 65 años en 1975 tenía una esperanza de vida extra de 15 años, es decir, podía esperar vivir hasta los 80 años. En 2023, la esperanza de vida de una persona de 65 años llegó a casi los 22 años, es decir, hasta los 87 años.
"A pesar de la creciente tasa de dependencia de la tercera edad, la mayor parte de la generación del baby boom no ha llegado todavía a la edad de jubilación. En los siguientes veinte años esta generación llegará escalonadamente a la edad de jubilación. Es decir, la pendiente demográfica apenas ha empezado a inclinarse. El principal reto demográfico y económico que tiene que afrontar España está todavía por delante" señalan los autores.
"A pesar de que comparativamente España cuenta con pocos pensionistas, el gasto en pensiones como porcentaje de PIB es uno de los más elevados en Europa y se encuentra por encima del promedio europeo avisan. Esto provoca que "los trabajadores españoles soportan una cuña fiscal muy elevada en comparación con Europa y con otros países desarrollados pertenecientes a la OCDE".
En definitiva, "España cuenta actualmente con 2,3 trabajadores por pensionista a pesar de que existen 3,3 personas en edad laboral por pensionista". En España, "esta guerra está siendo ganada, al menos aparentemente, por el colectivo de los jubilados. Ya hemos visto que sus pensiones son muy elevadas mientras que la extracción de ingreso a los trabajadores es también muy elevada. Esto se pone de relieve en la senda de ingresos de uno y otro colectivo".
Pero eso sí, no hay que olvidar que los jubilados también pierden porque "los pensionistas empezaron su vida laboral acumulando unos derechos que han sido unilateralmente modificados por el poder político".