
La okupación es uno de los problemas sociales que preocupan a la población española que más ha crecido en los últimos años. Los motivos son obvios, y es que el aumento en el número de ocupaciones ilegales, unido a la pasividad del Gobierno para dar una solución a este problema hace que los ciudadanos se vean indefensos ante esta problemática. Hace unos días contamos en Libre Mercado como cada vez son más las víctimas de okupaciones las que deciden no denunciar y buscar soluciones extrajudiciales para poder recuperar cuanto antes sus inmuebles.
También en este medio se dio voz al caso de un barrio de Galicia, A Zapateira, donde los vecinos se han unido para luchar contra la okupación a través de una asociación vecinal que ya cuenta con más de 300 vecinos en su organización. Pues bien, en este artículo vamos a mostrar varios casos más de organización vecinal que no hacen más que evidenciar el grave problema que viven muchas personas con la okupación, y que empuja a la organización vecinal para luchar contra esta lacra ante la inacción de la Administración Pública.
Uno de los casos más recientes es el ocurrido desde la semana pasada en el municipio valenciano de Turís. En esta localidad de poco más de 7.500 habitantes, los vecinos se están organizando y están haciendo patrullas vecinales nocturnas para luchar contra la delincuencia y la inseguridad ciudadana, donde el repunte de okupaciones de viviendas ha contribuido a formar estas patrullas vecinales. Tal y como informa el medio Levante-EMV, sólo el pasado miércoles se unieron 70 personas para vigilar esta localidad por la noche.
Durante el mes de julio se produjo una concentración de vecinos en el barrio de Termes, en Sabadell. Un centenar de vecinos se reunieron durante la noche y la madrugada frente a un local okupado tras sufrir diversos incidentes relacionados con robos y delincuencia por parte de los okupas. Finalmente, la presión vecinal logró que se llevara a cabo el desalojo de dicho local, cuyos okupantes habrían protagonizado varios conflictos como robos, peleas y amenazas con armas blancas, creando así un ambiente de inseguridad en el barrio.
También en Cataluña es donde se produjo este verano un nuevo intento de okupación en un local que fue frustrado con éxito por parte de los vecinos del barrio Gótico de Barcelona. Al parecer, dos okupas que ya habían sido desalojados de un local días antes intentaron de nuevo acceder a dicho local. Sin embargo, varios vecinos respondieron a este intento de ocupación ilegal lanzando cacerolas y diversos objetos desde los balcones. Para más inri, a estos okupas se les acusa de utilizar los locales okupados como base para cometer robos, especialmente a turistas.
Por último, en cuanto a estos ejemplos de movilización vecinal, tenemos lo ocurrido en Castellón, donde sólo desde el mes de marzo se han conseguido frustrar 12 intentos de okupación gracias a la estrecha colaboración que están teniendo los vecinos con la policía, que avisan de cualquier actividad sospechosa para lograr una actuación más rápida y efectiva de los agentes de seguridad.
Así pues, vemos que sólo en lo que va de 2025 se han producido varias manifestaciones vecinales en contra de la okupación, agrupando a decenas y centenares de vecinos hartos de esta lacra y de los diversos problemas de delincuencia asociados a dicha okupación. Se trata pues, por mucho que desde el Gobierno se mire para otro lado, de un problema que afecta cada vez a más personas y que preocupa todavía a más ciudadanos.



