
En la oficina de detectives de David Blanco cada vez son más las llamadas que reciben de empresarios desesperados ante el aumento de las bajas médicas de sus trabajadores. Su agencia de detectives privados Gran Vía es especialista en destapar bajas laborales fraudulentas, y en los últimos tiempos, su clientela no ha parado de crecer.
Tal y como denuncian las mutuas, el número de trabajadores en un proceso de Incapacidad Temporal está en máximos históricos en España, lo que está presionando sobremanera el presupuesto de las empresas y también de la Seguridad Social. Ante esta situación, es inevitable preguntarse si el aumento de las bajas se debe a un empeoramiento en la salud de los trabajadores o si también hay detrás una parte de engaño.
"Darte de baja en falso no tiene consecuencias"
"El 80% de los casos que atendemos es por esta cuestión" cuenta Blanco a Libre Mercado. "Recurrir a un detective es de los pocos recursos que tienen a su alcance los empresarios cuando sospechan de que un trabajador les está engañando con la baja. Aun así, frente a casos como estos, las empresas están muy desprotegidas ante la Justicia, que tiende a sobreproteger al empleado declarando nulos muchos de los despidos de trabajadores de baja" explica.
Este profesional percibe que "ha aumentado el clima de crispación entre empresarios y trabajadores" en los últimos tiempos. "Muchos trabajadores ven al empresario como su enemigo y usan la baja para castigarle o chantajearle". Mientras tanto, "se criminaliza a las empresas por contratar detectives cuando nadie cuestiona que, si estás enfermo no tengas derecho a la baja. Es un derecho conquistado que tenemos que no hay que perder, pero se está abusando".
Blanco se encuentra con empresas que "están en modo supervivencia, por los costes laborales o la burocracia, y muchas no pueden cuidar a sus trabajadores como quisieran. Entonces, los trabajadores, como no se sienten cómodos en la empresa y no quieren estar ahí, en lugar de irse, se dan de baja porque les sale gratis. No hay consecuencias por darse de baja en falso" denuncia. Diferentes organismos de la Administración también están recurriendo a detectives ante el elevado grado de absentismo de los funcionarios.
"Somos un testigo más"
Antes de que un empresario se decida a llamar a un detective, "siempre existe alguna sospecha de que la baja es fraudulenta" cuenta Blanco. De hecho, "siempre tienen que realizar el encargo con indicios para que sea legal, por eso, en el 80% de nuestras investigaciones nos encontramos con un fraude".
Por tanto, el encargo siempre tiene algún fundamento. "Nos encontramos con que discuten con su jefe, con el encargado o con que no les han dado los días que querían de vacaciones e, inmediatamente, se cogen la baja. También, hay chivatazos por parte de compañeros que se han enterado que se lo han inventado" añade.
Una vez contratado el servicio, comienza la investigación, que suele durar varios días y en la que es habitual que vayan en pareja. "Hay veces que con 3 días, haciendo un seguimiento de unas 10 horas al día, es suficiente" cuenta este profesional. Un servicio así tendría un precio de "unos 2.000 euros".
"Nosotros en un juicio somos un testigo más. No somos médicos, pero nos limitamos a dar fe del tipo de vida que lleva esa persona" cuenta. Solo pueden grabar imagen en espacios públicos y las grabaciones de audio no cuentan como prueba por protección de datos "a no ser que estemos nosotros participando en la conversación, que nos ha pasado. Nos han llegado a contar a nosotros mismos, sin saber que éramos detectives, que estaban fingiendo una baja".
Además del seguimiento en persona, los detectives también rastrean las redes sociales del investigado y las de su círculo cercano. "Aunque la persona no suba determinado contenido ocioso porque al estar de baja tiene precaución, nos la hemos encontrado de festival en los vídeos de sus amigos bailando y botando y hasta en las propias webs de los eventos" relata.
"Seguimos a uno hasta Rumanía"
Aunque los casos de trabajadores lesionados a los que les ven haciendo deporte, mudanzas o trabajando en otros empleos se repiten desde hace años, el descaro de los defraudadores no tiene límites. "Hubo uno al que seguimos hasta Rumanía porque se hacía conduciendo varios viajes a la semana llevando gente, cuando supuestamente tenía una lesión en un pie. Hace poco fuimos detrás de otro que se hizo 6 horas de ruta por la montaña, y con un macuto considerable en la espalda, cuando tenía una lesión en la espalda" cuenta el detective.
Blanco explica que son las enfermedades de difícil objetivación, como la depresión, la ansiedad o las lumbalgias, son las que son más difíciles de probar. Curiosamente, las que más han aumentado en los últimos años. "Hay casos en los que ves a una persona consumiendo alcohol y de fiesta como si no hubiera un mañana y esas pruebas son válidas para demostrar que el trabajador no está haciendo todo lo posible por curarse. Porque si te estás medicando contra la depresión o la ansiedad no puedes beber alcohol" explica.
Uno de los encargos más sangrantes con el que se ha encontrado el detective es "el caso de un grupo de trabajadores, el cocinero y los camareros, que tenían amenazada a la dueña de un restaurante con las bajas. Si no les daba los días que querían de libranza, la amenazaban con darse de baja. Un día, el día de las fiestas del pueblo, que era cuando más caja iba a hacer la dueña, se dieron de baja los tres y no pudo abrir el restaurante. Trabajadores así te arruinan la vida".
Después del seguimiento, la empresa de detectives elabora un informe que va a una conciliación o a juicio. "En las conciliaciones llegamos a bajar una indemnización a un empresario de 40.000 euros a 150 euros, pero nos hemos encontrado de todo. Lo más difícil son los juicios, donde hemos presentado todo tipo de pruebas, estaba claro que la baja era fraudulenta, y el juez ha dicho que no. La indefensión de los empresarios es total" concluye.



