
La Comisión Europea ha anunciado este martes que duplicará los aranceles del 25% al 50% para las importaciones de acero . El objetivo, según el vicepresidente comunitario de Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjournéon, es "salvar el acero y los empleos europeos" frente a la "sobreproducción global", en una clara referencia a China.
Y con este endurecimiento sin precedentes de las medidas de salvaguardia, Bruselas aplica exactamente el mismo modelo que critica al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quién la propia Comisión ha acusado de iniciar "una guerra arancelaria injustificada".
Los servicios comunitarios calculan que, gracias a los aranceles provisionales del 25% que se estaban aplicando al acero extranjero, se ha podido reducir la entrada en un 15% desde el pasado abril. Sin embargo, en opinión de la Comisión, estas cuentas son insuficientes para la industria y además el mecanismo dejará de aplicarse el próximo verano.
Por ello, el Ejecutivo comunitario plantea ahora hacer permanente el impuesto e incluso subirlo al 50% cuando se supere la cuota de importación libre de aranceles que, además, quiere reducir a la mitad.
En una comparecencia ante la comisión mixta para la UE del Congreso y el Senado en España la semana pasada, Séjourné avisó de que en Europa "no hay competitividad para el acero" porque a escala global compite en un mercado "totalmente libre" en el que China puede ofrecer una tonelada de acero a un precio de entre 200 y 300 euros gracias a las subvenciones estatales y Europa lo vende a 500 o 600 euros.
Coches más caros
El Ejecutivo comunitario justifica el golpe al acero extranjero con el argumento de "defender la soberanía industrial" y "garantizar la competitividad". Pero esta medida tiene un precio: encarecerá la producción en sectores estratégicos como el automóvil o la maquinaria pesada.
De hecho, la Asociación Europea de Constructores de Automóviles (ACEA) ha advertido que el plan de la Comisión podría disparar los costes de producción y comprometer la competitividad de una industria ya castigada por la electrificación, las normas medioambientales y la caída de la demanda.
"La Comisión debe analizar de manera específica las necesidades de sectores estratégicos como el automotriz", ha reclamado la directora general de ACEA, Sigrid de Vries. "Seguimos necesitando importar ciertas calidades y tipos de acero. Los nuevos contingentes y aranceles van demasiado lejos", añadió.
El 90% del acero utilizado por los fabricantes europeos se produce dentro de la UE, pero ese 10% restante —que es esencial por su calidad técnica— será ahora mucho más caro. Los principales proveedores afectados serán China, Turquía, India, Corea, Vietnam, Japón y Reino Unido.

