
El gobierno argentino ha presentado en las últimas semanas varios indicadores macroeconómicos que confirman la pujante senda de recuperación que está recorriendo la economía del país del Cono Sur bajo el liderazgo del Ejecutivo liberal que preside Javier Milei. Superadas las turbulencias financieras del periodo previo a las elecciones legislativas, lo cierto es que el desempeño de las cifras de referencia no puede ser más prometedor.
Uno de los aspectos más positivos de la recuperación económica argentina es la evolución del mercado de trabajo, donde los datos compartidos por el INDEC acreditan que, desde la llegada del actual gobierno, la ocupación se ha incrementado en 650.000 personas, lo que incluye 510.000 nuevos autónomos, 96.000 asalariados y 43.000 individuos ocupados en empleos informales. Sobre este último punto, cabe recordar que el peso de la economía informal sobre el total de puestos de trabajo observados en el país alcanzaba el 41% a finales de 2023, antes de que Milei llegase al poder, de modo que el reto de reducir el peso de la actividad sumergida antecede al actual gobierno.
Más impactante aún, si cabe, es la evolución de la presión fiscal, donde la carga vigente no depende solamente del gobierno nacional, sino también de los gravámenes fijados a nivel provincial o local. En este sentido, resulta interesante ver que el pico recaudatorio se alcanzó en 2015, cuando los ingresos del fisco llegaron al 31% del PIB, frente al 25% alcanzado una década antes en 2005. Este indicador se mantuvo a las puertas del 30% del PIB entre 2021 y 2023, al final del mandato del peronista Alberto Fernández, pero ha caído al 26% entre 2024 y 2025, el menor nivel desde el año 2007.
Puesto que el presupuesto está en equilibrio, la caída de la presión fiscal no ha traído consigo un incremento de la deuda pública. De hecho, el ministerio de Economía que dirige Luis "Toto" Caputo anunció recientemente que, por sexto mes consecutivo, los pasivos del Estado se han reducido en términos netos. De hecho, desde que Javier Milei asumió la presidencia, la reducción neta de la deuda acumulada por el Tesoro, el Banco Central y otras instancias del Estado ha experimentado una reducción neta de 48.512 millones de euros. En relación con el PIB, la reducción observada supera el 50%.
Tal evolución puede mejorar ostensiblemente en los próximos meses, merced a una operación de reestructuración de deuda que echó a andar el pasado mes de octubre. La "jugada" planteada por el Tesoro consiste en movilizar 20.000 millones de dólares para comprar títulos de deuda pública que cotizan en los mercados secundarios con un fuerte descuento respecto al valor original de emisión. En la práctica, se trata de una operación similar a una refinanciación hipotecaria planteada para aprovechar condiciones más ventajosas (es decir, tipos de interés más bajos). Esta bajada adicional del endeudamiento hará aún más sostenible la reducción de la presión fiscal.
La prima de riesgo, medida como el diferencial de financiación en relación con los bonos del Tesoro de Estados Unidos, también evoluciona a la baja, lo que favorece la refinanciación de deuda bajo condiciones más ventajosas. Este indicador se sitúa ahora en el entorno de los 600-650 puntos, frente a los casi 2.300 puntos registrados cuando Javier Milei ganó las elecciones presidenciales, en noviembre de 2023.
Es asimismo importante recalcar que los argentinos están beneficiándose también de un fuerte y continuado proceso de reducción de la inflación. El IPC, que al comienzo del mandato de Javier Milei se situaba en tasas mensuales del 20%, está ahora en cotas del 2%, lo que representa un descenso del 90%. En términos anuales, el descenso supone una caída del 289,4% al 31,3%. Por lo tanto, no solamente va a menos la carga fiscal de referencia y el impuesto diferido a futuro que encarna la deuda, sino que también se reduce el peso del impuesto en la sombra que es la inflación.
Otros indicadores que también van a mejor
En paralelo a la caída de la presión fiscal, Argentina ha cosechado avances notables en otros ámbitos. En el terreno de la producción energética, el gigante YPF ha alcanzado la barrera de los 200.000 barriles diarios de petróleo, un crecimiento del 82% con respecto a las cotas de hace apenas dos años. De hecho, la producción general de petróleo en el país está en su nivel más alto en más de veinte años. En los indicadores de pobreza infantil, la caída observada desde abril de 2024 ha sido de 17 porcentuales, pasando su incidencia del 48% al 31% de los hogares.
La tasa de crecimiento también avanza con brío, alcanzando niveles cercanos al 4%. Y en los alquileres, el descenso ha sido del 34% gracias a una liberalización que levantó los controles de precios, afloró arriendos no declarados y propició un incremento de oferta de hasta el 450%.

