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Bjorn Lomborg destroza el mito de las renovables: "No existe electricidad verde barata"

El experto danés visita Madrid y recalca lo costosas e ineficientes que son las políticas "verdes".

El experto danés visita Madrid y recalca lo costosas e ineficientes que son las políticas "verdes".
El experto danés Bjorn Lomborg | R. Mathiasson

El experto danés Bjorn Lomborg, ampliamente reconocido como uno de los analistas climáticos más influyentes a nivel global, ha defendido a su paso por España la adopción de un nuevo enfoque de la política climática, alejado del alarmismo y volcado en otorgar una mayor prioridad al bienestar humano y la eficiencia económica.

Lomborg intervino en el I Foro Internacional Economía, Clima y Energía, un evento organizado por el Instituto Juan de Mariana en colaboración con la Universidad de las Hespérides y la Universidad Francisco Marroquín. Durante el acto, celebrado en la Universidad CEU San Pablo, el experto nórdico planteó una pregunta que, a su juicio, se ha perdido en el debate climático: "¿cuál es el objetivo de la política climática? El mismo que el de cualquier política pública: mejorar el bienestar humano. Esto debería ser obvio, pero mucha gente cree que el cambio climático es el fin del mundo, de modo que defienden políticas poco razonadas".

Para ilustrarlo, el autor de Falsa alarma o Lo que sí funciona citó una encuesta reciente de la OCDE, según la cual el 60 % de los ciudadanos cree que un escenario cambio climático no mitigado podría llevar a la extinción de la humanidad, percepción que Lomborg calificó de "profundamente errónea". En opinión del experto, el calentamiento global es real y de origen humano, pero sus efectos suelen exagerarse: "tanto si vemos datos de huracanes, como de incendios forestales, como de muertes por fenómenos climáticos extremos, la conclusión es clara y los datos no respaldan la narrativa de un empeoramiento constante y catastrófico. No hay una tendencia a más y la capacidad de adaptación del ser humano ayuda a que los daños se mitiguen cada vez mejor".

"En la década de 1920 morían cientos de miles de personas cada año por causas climáticas; hoy estamos en una fracción mínima de esa cifra", subrayó al respecto. Para el analista danés, esto demuestra que la adaptación, el desarrollo y la riqueza salvan vidas mucho más eficazmente que las políticas de restricción energética.

En términos económicos, Lomborg señaló que el coste de los desastres climáticos como porcentaje del PIB mundial no solamente no se ha disparado, sino que ha descendido desde 1990, desmintiendo la idea de un impacto económico desbocado. "El clima es un problema, pero es un problema manejable. Por tanto, la política climática no puede ser una herramienta para empobrecernos".

Un mundo mucho más rico, incluso con calentamiento

Lomborg insistió en que, incluso incorporando el impacto del calentamiento global, el mundo será mucho más rico en las próximas décadas. Según los escenarios que presentó, la renta media mundial será entre 4,4 y 4,5 veces mayor a finales de siglo, con o sin cambio climático.

"Los supuestos climáticos más pesimistas plantean un escenario que reduce un poco el crecimiento", explicó, "pero esto no cambia el hecho fundamental de que el progreso humano continúa". Citando estimaciones de economistas como Richard Tol o William Nordhaus, Lomborg recordó que "un calentamiento de 3 °C implicaría una pérdida de renta global de entre el 1,9 % y el 3,1 %, lejos de los escenarios apocalípticos habituales. Si tenemos un enriquecimiento de la renta del 440 % o del 450 % y lo ajustamos a los datos de Tol o Nordhaus, esa banda de impacto de entre el 1,9 % y el 3,1 % se traduce en que, a finales de siglo, el enriquecimiento sería solamente algo menor, del 435 %. No es el fin del mundo, ni mucho menos".

Uno de los mensajes más contundentes de la ponencia fue la relación entre energía y desarrollo. Lomborg mostró datos de la Agencia Internacional de la Energía que evidencian que no existe ningún país rico con bajo consumo energético. "No hay países de altos ingresos con poca energía", afirmó. "Todos los países ricos son países de alta energía". Por ello, advirtió de que "las políticas que encarecen la energía perjudican directamente a los más pobres, tanto en los países en desarrollo como en las economías avanzadas".

En este contexto, Lomborg fue especialmente crítico con la idea de que las renovables actuales sean una solución barata y universal. "La evidencia muestra que cuanto mayor es el peso de la solar y la eólica, más cara es la electricidad", señaló, mostrando comparativas internacionales. Su conclusión fue clara: "no existe electricidad verde barata" en los sistemas actuales.

"Las políticas climáticas tienen costes, y esos costes causan daños reales", añadió el ponente estrella de la cumbre impulsada por el Instituto Juan de Mariana, quien cerró su intervención subrayando que "si nos centramos en políticas de desarrollo que ofrecen mejores resultados a un coste mucho menor, como la lucha contra la malaria mediante mosquiteras, la inversión en I+D agrícola o la mejora de la educación básica en los países más pobres, podemos lograr ganancias de bienestar que multiplican por quince el coste de estos programas".

En este sentido, defendió que "tiene sentido actuar de forma sensata y razonable, priorizando la eficiencia y sometiendo las decisiones públicas a un análisis riguroso de coste-beneficio". Y concluyó con una idea central de su intervención: "un mundo más rico hace a las personas mucho más resilientes frente al clima; ir más allá de la mera obsesión con la descarbonización pasa, pues, por centrarnos en financiar lo que más mejora el bienestar humano en relación con cada euro gastado".

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