
La empresa francesa Safran Landing Systems (SLS), proveedor clave de trenes de aterrizaje para gigantes industriales Boeing y Airbus, ha comunicado a VSMPO-Avisma, el gigante ruso de los productos de titanio, que no renovará el contrato de suministro de grandes forjas, cuyo vencimiento está previsto para junio de 2026. Se trata de un paso al frente en medio de la "guerra económica" que Occidente está librando con Rusia a raíz de la invasión de Ucrania y que ha alcanzado uno de sus puntos críticos en el mercado del titanio.
La decisión es especialmente significativa porque las grandes forjas de titanio constituían hasta ahora el principal obstáculo que impedía a la Unión Europea incluir a VSMPO, el conglomerado ruso que dirige Mijaíl Shelkov, en su régimen de sanciones. La industria aeronáutica europea, y en particular Airbus, ha importado tradicionalmente estos componentes para mantener en pie su producción, lo que llevó a la Comisión Europea a evitar medidas que pudieran afectar directamente la cadena de suministro de aviación civil.
Esta circunstancia chocaba con la decisión de la estadounidense Boeing de cesar por completo sus compras de titanio ruso. Asimismo, el gobierno canadiense no dudó en sancionar formalmente tanto a VSMPO como a su máximo responsable, Shelkov. Cabe recalcar que la compañía de titanio está participada en un 25% por Rostec, el brazo inversor del Kremlin, sujeto desde hace más de una década a un sinfín de sanciones por parte de las democracias occidentales.
Aunque SLS no ha dado explicaciones públicas detalladas, en el sector se interpreta esta acción como un gesto alineado con Bruselas, que desde hace meses estudia sanciones adicionales contra empresas vinculadas a Moscú. Como explicó este medio, el gobierno de Francia había sido, hasta ahora, uno de los que más se había resistido a adoptar medidas contra la empresa rusa.
Aunque SLS no ha dado explicaciones públicas detalladas, en el sector se interpreta esta acción como un gesto alineado con Bruselas, que desde hace meses estudia sanciones adicionales contra empresas vinculadas a Moscú. La lectura dominante en la industria es clara: el sector rompe sus vínculos con VSMPO y la postura europea hacia el titanio ruso es cada vez más dura.
El calendario también es revelador. Un fin de contrato en 2026 ofrece a Airbus una ventana para diversificar proveedores, reforzar alianzas con fabricantes occidentales y reducir gradualmente su dependencia del titanio ruso, que aún es considerable en segmentos de alta precisión. Boeing ya ha explorado esta transición desde hace dos años y ha encontrado proveedores alternativos, operando con empresas norteamericanas, Oriente Medio, Asia...La decisión de SLS sigue estos mismos pasos.
