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La deuda pública se dispara en más de 535.000 millones desde que gobierna Sánchez

Se necesita una política económica distinta a la de Sánchez, que es confiscatoria e incrementalista de déficit y deuda; en suma, empobrecedora.

Se necesita una política económica distinta a la de Sánchez, que es confiscatoria e incrementalista de déficit y deuda; en suma, empobrecedora.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participa en el acto de cierre de campaña electoral, a 19 de diciembre de 2025, en Villanueva de la Serena, Badajoz, Extremadura (España). | Europa Press

Como todos los meses, analizamos la evolución de la deuda pública, que mantiene su tendencia alcista, pese a los ajustes mensuales que puedan darse por el decalaje entre amortizaciones y refinanciaciones. Es la imagen de una economía con un crecimiento insano, que crece a base de gasto público y deuda, que merma la productividad de la economía al apostar por una economía de bajo crecimiento, por la acumulación de población, y al expulsar al talento, al tratar de igualar a todos por abajo.

Los datos son los siguientes:

  • En octubre, la deuda bajó en 16.100 millones de euros.

  • Ahora bien, dicha reducción se debe al diferente decalaje entre amortizaciones y refinanciaciones, no a una reducción de la deuda en valores absolutos, porque mientras exista déficit, se genera deuda, ya que esta última es el agregado de los saldos presupuestarios de los diferentes ejercicios.

  • El aumento de los ingresos derivado de la inflación mitiga el déficit y, con ello, la deuda en valores absolutos, pero, aun así, el déficit sigue siendo considerable porque se gasta casi todo el nuevo ingreso que se genera.

  • Es más, el cociente entre la deuda y el PIB sigue por encima del 100%, de manera que ni la recaudación excepcional consigue rebajar el cociente por debajo de dicho umbral.

  • La deuda puede rebajarse ficticiamente, pero sigue existiendo, sigue creciendo y sigue acumulándose como una losa para la economía española, tanto por su capacidad para devolverla, como por su capacidad para pagar los intereses de esta, que drenarán recursos a otros servicios esenciales.

  • La deuda sigue en torno a los 1,7 billones de euros, y se sitúa en octubre en 1,6932 billones de euros, con 535.000 millones de euros de incremento desde que gobierna Sánchez (535.863 millones), según las notas iniciales de deuda de las AAPP emitidas por el Banco de España con carácter mensual.

  • De esta forma, la deuda sigue incrementándose en alrededor de 200 millones de euros al día (197,74 millones) -casi 1.500 millones a la semana, 6.000 millones al mes, 8,5 millones cada hora- desde que gobierna Sánchez.

  • O dicho de otra manera, Sánchez incrementa la deuda cada minuto en 137.316 euros.

  • Es decir, mientras un ciudadano hace una pausa de quince minutos para tomarse un café por la mañana, Sánchez habría incrementado la deuda en más de 2 millones de euros.

  • Y durante una jornada laboral completa, en la que un ciudadano habrá estado trabajando duramente ocho horas, generando actividad económica, empleo y pagando sus impuestos, Sánchez habrá aumentado la deuda en 65 millones de euros.

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  • El incremento del endeudamiento puede poner en peligro a la economía española, tanto por su capacidad para financiarla si el BCE deja de comprar deuda, como por la repercusión de sus intereses en el presupuesto, lo que mermará recursos para servicios esenciales e incrementará el gasto.

  • Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad: con una recaudación adicional de más de 30.000 millones en 2022, el déficit solo se redujo 2 décimas sobre el objetivo, lo que denota el importante incremento del gasto que se está produciendo (tres décimas si se emplea la revisión del PIB, aunque no es comparable con la previsión inicial, realizada con un PIB estimado menor, al no haberse revisado en aquel momento).

  • Además, la IGAE detectó un pequeño incremento del déficit posteriormente, que supuso una décima adicional. En 2023, el gasto siguió aumentando y si el déficit disminuyó se debió solo al incremento de ingresos por aumento de la inflación, al igual que en 2022. En 2024, el saldo se redujo también por incremento extraordinario del PIB en su revisión.

  • El Gobierno también fía todo a los ingresos en 2025, ya que el gasto se encuentra disparado, como hemos podido ver con el techo de gasto no financiero que previó para 2025 (pese a no presentar finalmente los PGE), el cual se vuelve cada vez más estructural, tal y como ha vuelto a hacer para 2026, donde el techo de gasto no financiero propuesto en la senda de estabilidad, dos veces rechazada por el Congreso, es casi 100.000 millones de euros mayor que el que había cuando Sánchez llegó al Gobierno.

  • Si cumple el objetivo, será por el impulso inflacionista de la recaudación -el IRPF sigue aumentando su recaudación- y del PIB nominal, revisado de manera extraordinaria por el INE, e incrementado en 35.000 millones por dicha revisión, no debido a un crecimiento sano ni a un ajuste del gasto, que sigue creciendo.

  • Este endeudamiento se agravará, con un mayor crecimiento del gasto, lo que incrementará el gasto estructural y el déficit estructural, junto con presiones de gasto adicionales muy importantes como el desequilibrio existente en la Seguridad Social que, con la reforma del Gobierno, se desajusta todavía más al presionar fuertemente el gasto. Ahora, no se ve, pero el deterioro estructural que provoca este crecimiento insano cortoplacista es muy intenso.

  • Adicionalmente, si se termina de aplicar el concierto catalán, la Administración General del Estado puede perder decenas de miles de millones de euros de ingresos, lo que agravará dicho déficit, al tiempo que tendría que cubrir los servicios esenciales de las CCAA receptoras de fondos ante la insolidaridad del cupo catalán, tal y como distintos organismos han publicado.

  • De esa manera, el déficit estructural español se sitúa en torno a cuatro puntos porcentuales del PIB, un elemento que señala un grave desequilibrio de la economía española. Este déficit estructural es la gran preocupación de la Comisión Europea.

  • La tendencia, así, sigue siendo alcista -y así seguirá mientras siga habiendo déficit, pues la deuda no es más que el sumatorio de los distintos saldos presupuestarios de cada ejercicio-, lo que aporta inestabilidad a la economía que ello supone, como también ha sucedido en 2022, 2023 y 2024 pese al incremento extraordinario de recaudación motivado por la inflación, y sitúa el gran problema en la actualidad, donde la ralentización económica -más allá del impulso artificial del efecto base estadístico- será mayor y los ingresos podrán cubrir los gastos todavía peor. La propia AIReF ha advertido de la aceleración del gasto y ha pedido que se tomen medidas para corregirlo en alrededor de 5.000 millones de euros.

  • La deuda, con esos 1,693 billones de euros, supone el 101,7% del PIB español según el Banco de España, pero solo por el efecto del incremento extraordinario del PIB en la revisión de 2021…

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  • …sin esa revisión, sería del 103,9% del PIB. Es decir, la revisión extraordinaria del PIB rebaja en casi 2,2 puntos el cociente, pero la deuda sube con fuerza en valores absolutos:
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  • En el agregado de los últimos cuatro meses, la deuda sobre el PIB asciende a 103,6%.
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  • Aunque es obvio que el efecto del denominador derivado del crecimiento del PIB mitiga el cociente, como vemos, seguirá siendo muy elevado porcentualmente y, lo que es más preocupante, creciente en valores absolutos.

  • Todo ello nos lleva a que desde que gobierna Sánchez la deuda se ha incrementado en 535.863 millones de euros. Durante el primer año, aumentó en 38.688 millones, y al cabo de seis años y medio de mandato, el incremento es de 535.000 millones de euros, según las notas mensuales iniciales publicadas por el Banco de España sobre la deuda de las AAPP.

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  • Así, si durante el primer año creció la deuda por persona en 828,03 euros, en los más de siete años de mandato de Sánchez la deuda por persona ha aumentado en 10.838 euros (más de trece veces el incremento del primer año).
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  • O visto de otra manera: en el primer año, la deuda se incrementaba a un ritmo de 105,99 millones de euros al día. Ahora, tras casi siete años de Gobierno de Sánchez, la deuda crece 197,74 millones de euros cada día.
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  • De esa forma, seguimos con un incremento exponencial del gasto, y somos los últimos de la UE en conseguir recuperarnos, pese a la revisión extraordinaria al alza que ha realizado el INE y al impulso que el gasto público le ha dado al PIB en los últimos siete años y medio, en un entorno económico complicado.

  • Esto impulsa el crecimiento a corto plazo, sobre unos cimientos muy débiles, lo que perjudica, además, la estructura económica del medio y largo plazo, debido a la composición insana del crecimiento, donde crece el gasto público en detrimento de la inversión, que no crece como debería, aunque el Gobierno y el INE la revisen ahora al alza en sus respectivos cuadros macro y revisiones, lo que provoca un efecto expulsión de la inversión privada por parte del gasto público, con un claro ejemplo en la inversión extranjera recibida.

  • Este empobrecimiento se plasma en el retroceso del PIB per cápita español al compararlo con la media de la UE.

  • Los ciudadanos necesitan que el Gobierno les aligere de cargas, como, por ejemplo, la deflactación del IRPF o la bajada de impuestos, y no que los endeuden más.

Es imprescindible, por tanto, reducir el gasto ineficiente, porque es el origen del problema y hace insostenible el mantenimiento de la estructura económica con semejante endeudamiento, incrementar la inversión tractora para el desarrollo económico y fomentar, especialmente, la inversión productiva privada, eliminando el efecto expulsión que supone el desmedido gasto público estéril, así como devolver a los ciudadanos la recaudación extra que el Gobierno está consiguiendo gracias a la inflación, que asfixia a los españoles, les hace perder poder adquisitivo y les impide llegar a fin de mes y, en el caso de las empresas, competir en los mercados.

Es decir, se necesita una política económica radicalmente distinta a la de Sánchez, que es confiscatoria e incrementalista de déficit y deuda; en suma, empobrecedora, como se ve con la pérdida de posiciones en la UE en PIB per cápita en paridad del poder de compra. Y se necesita recuperar la confianza y la seguridad jurídica, menoscabadas por la no presentación de los PGE por parte del Gobierno durante los últimos tres ejercicios.

Seguimos como todos los meses, desgraciadamente, con más gasto, más déficit, más deuda y más impuestos. El Gobierno puede revisar el cuadro macro, festejar las revisiones del INE y alardear de la mejora crediticia de S&P, pero sabe que eso solo es el corto plazo y que la política económica actual está causando un grave daño a la estructura económica española, la cual tendrá que ser enderezada por el próximo gobierno.

Muy feliz Navidad a todos los lectores y a este maravilloso medio que es Libertad Digital, que me acoge en sus páginas y ondas, así como a todos sus profesionales, con el deseo de un maravilloso año nuevo 2026, en el que ojalá que hubiese menos deuda. Para ello, debemos desear previamente un nuevo gobierno, porque el actual no parece dispuesto a cambiar esa tendencia.

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