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Madrid

La policía desmonta la coartada del marido de la americana desaparecida en Madrid y busca su cadáver en España

David Knezevich fue detenido el 4 de mayo a su llegada a Miami por su presunta relación con el secuestro y posible asesinato de Ana María Henao.

David Knezevich fue detenido el 4 de mayo a su llegada a Miami por su presunta relación con el secuestro y posible asesinato de Ana María Henao.
Ana María Henao desapareció tras iniciar los trámites de divorcio. | FBI / Redes sociales

Ana María Knezevich Henao -de 40 años- desapareció el viernes 2 de febrero de 2024 en Madrid. La mujer, de origen colombiano y nacionalidad estadounidense, se había trasladado a la capital en diciembre. Quería empezar una nueva vida alejada del que fuera su marido, tras trece años de matrimonio y un proceso de separación complicado. Una vez en España, inició los trámites de divorcio y confesó a su entorno que tenía "miedo de la reacción" de su expareja.

Aquel día fue vista por última vez en torno a las 14.20 horas entrando en su edificio, de donde ya no se le ve salir. Por la mañana, había estado viendo un piso. El contrato de alquiler del inmueble en el que vivía se acababa en marzo y buscaba un lugar donde mudarse para una larga temporada. Tenía pensado poner en marcha un negocio en España, aunque solía comentar que -una vez que David y ella hicieran el reparto de sus bienes- podría mantenerse el resto de su vida sin problemas.

Cuando Ana María desaparece, su todavía marido se convirtió en el principal sospechoso. Él, por su parte, aseguró que estaba en Serbia -su país natal- cuando se pierde el rastro de su mujer e intentó justificar su decisión de no viajar a Madrid para seguir la búsqueda alegando "problemas con el idioma". Todos sus movimientos fueron erráticos. Para la policía era obvio que actuaba como si tuviera algo que esconder. Knezevich contrató a un abogado penalista y rechazó someterse al polígrafo. Ahora sabemos por qué.

Viaje a Madrid y desaparición de Ana María

El serbio voló el 27 de enero de Miami (donde residió el matrimonio durante su convivencia y vivió él hasta que Ana María desaparece) a Estambul (Turquía), aunque fue en su país donde alquiló el coche con el que viajaría por carretera hasta Madrid (un recorrido de más de 2.500 kilómetros). El 2 de febrero, compró cinta adhesiva y un spray negro en una tienda de la capital (donde fue grabado por las cámaras de seguridad) y se dirigió al portal de su todavía esposa (en el barrio de Salamanca).

La cinta adhesiva la usó para trucar la puerta de entrada al edificio y así poder entrar más tarde (alrededor de las 21.30 horas) sin necesidad de llamar a ningún piso. El spray lo utilizó para cegar las cámaras de seguridad de la finca, aunque el resultado no fue el que él esperaba. Para empezar porque ocultó su rostro bajo un casco negro pero en las imágenes se ve perfectamente la muñeca de la persona que rocía la pintura. Era la de un hombre de piel blanca con un tatuaje que ha permitido identificarle.

Por otra parte, David no logró cegar los objetivos por completo. De manera que las cámaras le captaron saliendo del bloque con una maleta de gran tamaño. Tanto es así que los investigadores creen que Ana María, que era una mujer menuda (delgada y de 1,48 metros de estatura), iba en su interior. Ninguna cámara ha captado a la mujer saliendo del inmueble después de la visita ‘sorpresa’ de su marido, que regresó a Belgrado en el mismo coche de alquiler, pero con una matrícula nueva.

Robo de matrícula y regreso a Serbia

Esa noche se denunció en Madrid el robo de las dos placas de matrícula de un vecino que tenía su coche aparcado en la calle Francisco Silvela, cerca de la casa de Henao. David las sustrajo y se las colocó al vehículo que había alquilado para realizar el trayecto de vuelta a Serbia. Los investigadores creen que la primera parte del trayecto la realizó con el cadáver de Ana María en el interior del coche y que se deshizo de él antes de cruzar la frontera con Francia, donde corría el riesgo de ser descubierto.

Según recoge el informe preliminar del FBI, esa matrícula (la robada) pasó por dos peajes en la madrugada del 3 de febrero. Iban puestas en un Peugeot 308 como el que David Knezevich tuvo en su poder desde el 29 de enero hasta el 15 de marzo, aunque con las lunas tintadas. El serbio oscureció los cristales del turismo, por su cuenta. Algo que extrañó al propietario de la empresa de alquiler de coches, como le comunicó posteriormente a la policía. Sin duda, era un hecho excepcional.

Pero este no fue el único detalle que llamó la atención del dueño del establecimiento. Su cliente -Knezevich- había realizado más de 7.500 kilómetros con el vehículo (lo que prueba que pudo ir y volver desde Belgrado hasta Madrid con él), había cambiado los marcos de las placas de matrícula (lo que encaja con el robo registrado en la calle de Ana María) y había retirado dos pegatinas que el coche llevaba puestas cuando él lo alquiló (seguramente para evitar que el automóvil pudiera ser identificado).

Simulación de marcha voluntaria

El sábado 3 de febrero, dos personas del entorno de Ana María recibieron unos mensajes que califican como extraños y que se habrían escrito desde su móvil. El primero se envió sobre las 13.00 horas y el segundo alrededor de las 16.00 horas. Uno estaba escrito en inglés y el otro en castellano. Pero decían lo mismo, que se iba a pasar "unos días" a una finca a las afueras de Madrid donde había poca cobertura con "una persona muy chévere" a la que había conocido.

Nada cuadraba. En ambos indicaba "ahora salimos", a pesar de las tres horas de diferencia entre el envío del primero y el segundo. Además, estaban escritos con un lenguaje que no era propio de Ana María, con palabras como "chévere" que -aseguran sus familiares y amigos- no formaban parte de su vocabulario. Según de desprende de la investigación policial, David Knezevich escribió esos mensajes -con la ayuda de una colombiana a la que conoció en una aplicación de citas- para ganar tiempo.

Él no habla español, así que pidió a esta mujer que le tradujese un texto del inglés a un "colombiano perfecto" con la excusa de que lo necesitaba un amigo serbio que es escritor y está trabajando en una novela con un personaje de su país. Cuando ella leyó la noticia de la desaparición de Ana María en los periódicos y vio que el último mensaje que había enviado se correspondía con el párrafo que había traducido a su marido, entendió que él la había utilizado para volver a Belgrado antes de que la ausencia de su esposa levantara sospechas.

En cualquier caso, la investigación conjunta de la Policía Nacional y el FBI ha puesto a David Knezenich contra las cuerdas. Tienen el coche y el recorrido que realizó en su viaje de Belgrado a Madrid (ida y vuelta), las grabaciones de las cámaras que le sitúan en la tienda en la que compro el spray y en el edificio de Ana María e incluso la persona que le tradujo el mensaje que envió desde el móvil de su mujer un día después de su desaparición. La coartada del sospechoso, detenido el 4 de mayo en Miami, ha quedado absolutamente desmontada. Y en la vista que se ha celebrado este viernes, le han denegado la libertad provisional bajo fianza.

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