
La huelga de basuras de Madrid llega a su fin tras seis días después de que este domingo los trabajadores hayan respaldado, ahora sí, el preacuerdo puesto encima de la mesa por sindicatos y concesionarias del servicio en la noche de este sábado, tal y como recoge Europa Press.
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha informado en un comunicado que "el acuerdo elevado por el comité de negociación entre las empresas y los sindicatos ha sido ratificado en asamblea por parte de los trabajadores de tal manera que queda desconvocada la huelga indefinida de residuos".
Se espera que, en las próximas horas, se recupere la normalidad en la capital del Reino, cuyas calles están repletas de bolsas con residuos. Carabante ha agradecido "la paciencia y el comportamiento ejemplar que han tenido los madrileños durante estos seis días de jornada de huelga".
El 'sí' de los trabajadores llega a pocas horas de que expirase el plazo dado por el Ayuntamiento de Madrid, que este sábado advirtió que contrataría a empresas externas para recoger la basura desde la madrugada del domingo al lunes si antes no había acuerdo entre sindicatos y concesionarias para parar la huelga. Esta vía se ejecutaría a través de un contrato de emergencia, a repercutir a las empresas.
Carabante trasladó este sábado a las concesionarias que continuarán imponiendo sanciones por el incumplimiento de los servicios mínimos. Hasta el viernes se les impuso 1,6 millones de euros de sanción, que ascendieron hasta los 2 millones del sábado y que seguirían incrementándose de manera diaria con 400.000 euros por el incumplimiento de los servicios mínimos.
Un problema menor que con Carmena
Apenas el 5,4% de los madrileños considera que la limpieza es uno de los mayores problemas de la ciudad. Este porcentaje contrasta con la situación vivida en los años de gobierno de la comunista Manuela Carmena, cuando el 40% de los residentes en la Villa y Corte citaban esta cuestión como su principal preocupación.
De haber continuado el bloqueo, el Ayuntamiento hubiera podido llamar a la Unidad Militar de Emergencias (UME) y, de esta forma, involucrar al Ejército en el proceso de limpieza de emergencia, tal y como ya se planteó en la huelga de basuras de 2013. Aquella propuesta no sentó bien a los trabajadores de la UME, que no se mostraron por la labor.