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Madrid

Los okupas de Barajas se enfrentan a los vecinos que claman contra sus amenazas de muerte: "Nos llamáis bandidos"

Alrededor de 250 vecinos del Barrio del Aeropuerto se han concentrado frente al edificio okupado para denunciar robos, violencia e intimidaciones.

Alrededor de 250 vecinos del Barrio del Aeropuerto se han concentrado frente al edificio okupado para denunciar robos, violencia e intimidaciones.
Imagen de la concentración de los vecinos frente al edificio okupado en Barajas | X

"Sin miedo" y bajo el lema "el barrio se defiende", alrededor de 250 vecinos del Barrio del Aeropuerto —según datos de la Delegación del Gobierno— se han concentrado este martes frente al edificio okupado de la calle Traspaderne, conocido ya entre los residentes como el "hotel okupa". Los manifestantes han reclamado su desalojo inmediato y mayores medidas de seguridad para una zona que, aseguran, "ha sido tranquila hasta hace cuatro meses".

Aunque la protesta estaba autorizada inicialmente de siete a ocho de la tarde, se ha prolongado durante más de hora y media. A la cita han acudido vecinos de todas las edades, apoyados incluso por varios autobuses urbanos que han hecho sonar sus bocinas a su paso por la mencionada calle.

En cuanto a los okupas, en plena protesta se han enfrentado a los manifestantes con pancartas desde las ventanas del inmueble de tres plantas. En la primera han defendido ser personas "tranquilas" a las que no se les da "permiso para trabajar" para después denunciar que se les trate como a "bandidos". La segunda pancarta, prácticamente ilegible, clamaba contra los medios de comunicación.

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Imagen de la pancarta desplegada por los okupas

La concentración ha llegado después de los altercados registrados este fin de semana y las exigencias del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, al Gobierno central. Precisamente este martes, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, se ha reunido con representantes de la Asociación de Vecinos del barrio, acompañado por el comisario provincial de la Policía Nacional. Según fuentes de la Delegación, Martín ha trasladado su "colaboración" para afrontar el problema.

Pero entre los vecinos reina el escepticismo: "Estas cosas van para largo, así que la única opción es juntarnos y hacer presión", han asegurado a este medio durante la concentración. Muchos de ellos llevan semanas denunciando la situación, aunque el edificio, originalmente destinado a oficinas, lleva más de un año okupado. La diferencia, cuentan, está en los nuevos inquilinos: antes había familias que "no molestaban". De ellas, ya solo queda una.

En declaraciones a Libertad Digital, los manifestantes han expresado su sensación de inseguridad respecto a los comportamientos de los okupas, que llevan semanas creando el pánico en el vecindario. Según explican, queman ropa tendida de algunos vecinos; también motos; e incluso esconden objetos punzantes por el barrio para poder enfrentarse a los vecinos en caso de trifulca. Además, varias de las personas consultadas afirman haber recibido "amenazas de muerte" por su parte.

Según relatan, los comercios locales también han padecido consecuencias: un bazar de alimentación ha sufrido un atraco con violencia y la farmacia ubicada a unas decenas de metros del hotel okupa ha sido lugar de varios altercados.

La situación de inseguridad ha llevado a los habitantes del barrio a crear grupos en WhatsApp con el objetivo de informarse sobre dónde se encuentran los okupas y si estos están realizando algún tipo de violencia —verbal o física— para que las personas vulnerables o con hijos eviten la zona. Según aseguran, estos grupos de acción ciudadana no tienen el objetivo de enfrentarse a ellos, sino únicamente "defenderse" y evitar posibles conflictos que los propios okupas están buscando. "Hasta que no pase algo gordo no van a hacer nada", ha sentenciado una vecina del barrio.

Al contrario de lo que se podría pensar, la sensación mayoritaria de los manifestantes no es la de mantener una posición firme en contra de la okupación; sino la de rechazar los comportamientos violentos de los mismos. Algunos vecinos vinculan el inicio de la conflictividad con el cierre nocturno de las terminales del Aeropuerto de Barajas por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. En las terminales, que se encuentran a escasos dos kilómetros del barrio dormitorio, acudían a pernoctar cientos de personas sin hogar.

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