Incautados a los okupas los cinco perros lobo que mordieron a un menor en Madrid
El Seprona ha constatado que solo dos de los animales tenían microchip y cartilla y que ninguno figuraba en los registros municipales.
Los cinco perros lobo checoslovacos que campaban sin control en un chalé okupado de Pelayos de la Presa han sido retirados por el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil. El pasado 13 de noviembre, los animales atacaron a un niño de 10 años causándole diversas heridas.
En la intervención, los agentes han constatado lo que muchos vecinos y los propios padres del menor venían denunciando: de los cinco animales, únicamente dos tenían microchip y cartilla sanitaria. Los otros tres carecían de cualquier documento. Ninguno estaba inscrito en los registros municipales obligatorios.
El Seprona ha comprobado además que los okupas no garantizaban ni el bienestar de los perros ni, sobre todo, la seguridad del entorno. La normativa regional indica que los animales deben estar vigilados, se debe evitar su huida y adoptarse medidas que impidan "molestias, peligros, amenazas o daños" a terceros. Nada de eso se cumplía.
La retirada de los perros —trasladados ahora a un centro de la Comunidad de Madrid— llega veinte días después de que uno de los ejemplares se lanzara contra un niño cuando salía de casa rumbo al colegio. "Justo en ese momento esas personas sacaron a los perros sin correa ni bozal. Tres de ellos se abalanzaron sobre mi hijo. Mi hijo salió corriendo y aun así uno de ellos le alcanzó", relató su padre, David, en Telecinco. Las heridas obligaron al menor a recibir puntos y a iniciar la pauta de vacunación.
Los dos okupas —padre e hijo— llevan, según los vecinos, más de cinco años viviendo allí sin ningún control sobre los animales. Lo más sorprendente para la familia del menor es que, tras el ataque, ninguno se acercó a pedir disculpas. "No se puede vivir con miedo de que tu hijo salga por la mañana con miedo y regrese con miedo. Los vecinos están atemorizados", lamentó también el padre.
Según el testimonio de los vecinos, los perros han sido vistos colándose en viviendas ajenas, cruzando carreteras y merodeando por la avenida principal del municipio. "Es como si tuvieses un francotirador apostado en una terraza y te tuvieses que ir salvando cada vez que entras o sales de casa", tradujo en el mismo programa Mara, presidenta de una asociación vecinal. Para ella, era "imposible que nadie pueda hacer nada".
Las sanciones a las que se enfrentan ahora los okupas podrían ir desde multas de 500 a 200.000 euros, además de posibles responsabilidades penales.
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