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Trabajar en Madrid y vivir en Valladolid está de moda: "Tardo una hora y cuarto a la oficina"

Valladolid Campo Grande vive un trasiego diario que algunos comparan ya con el Metro de Madrid: "Es muy fuerte, conseguir billetes es dificilísimo".

Valladolid Campo Grande vive un trasiego diario que algunos comparan ya con el Metro de Madrid: "Es muy fuerte, conseguir billetes es dificilísimo".
Un tren en dirección Madrid-Chamartín parado en la estación de Valladolid-Campo Grande | Cedida

A unos 200 kilómetros de Madrid, la estación de tren de Valladolid se ha convertido en el punto de partida de cientos de profesionales que trabajan a diario en la capital. El movimiento constante en Campo Grande —más propio del Metro de Madrid que de una capital de provincia, describe una viajera habitual— refleja la magnitud del fenómeno.

Basta con intentar comprar un billete. A martes 9 de diciembre, buscar un tren para el día siguiente supone encontrarse con el primer Avant completo, el segundo también, y así sucesivamente hasta el noveno del día. El primero disponible es a las 14:10 horas. Para el jueves, el panorama es idéntico. Para el viernes, apenas quedan algunos huecos.

Todo esto ocurre con un tren circulando cada media hora desde pasadas las 6:00 de la mañana entre ambas ciudades para un trayecto que casi ni supera los 60 minutos —frente a las dos horas y media en coche—. Con esas condiciones, hoy vivir en Valladolid y trabajar en Madrid es no solo posible, sino cada vez más habitual.

Celia, a sus 31 años, trabaja como desarrolladora senior web. La mayoría de su trabajo lo realiza desde casa, pero acude a su oficina en Madrid uno o dos días por semana. Antes vivía en la capital, pero cuando ella y su marido decidieron comprar una vivienda, se dieron de frente con los precios y la falta de opciones que encajaran con lo que buscaban. "Queríamos una casa grande, con terraza y con sitio para teletrabajar los dos. Si quería algo así en Madrid, con el dinero que teníamos me tenía que ir a Alcorcón o Torrejón y eso ya no me llamaba", explica a Libertad Digital.

Investigaron alternativas: ciudades desde las que pudieran plantarse en su oficina en menos de una hora en tren y con conexiones fiables. De aquel estudio salieron cinco nombres: Toledo, Guadalajara, Segovia, Valladolid y Salamanca. Aunque la preferencia de Celia era Salamanca por ser su ciudad natal, la conexión ferroviaria de Valladolid ganó "por goleada".

Ahora, viven en un ático a un paso de la estación de tren. "Esta casa en Madrid no me la puedo permitir, no la puedo pagar", resume. En cuanto al tiempo de trayecto, desde que sale de su casa hasta que llega a la oficina, tarda "literal, una hora y media".

Sin embargo, conseguirlo no es sencillo. Tanta es la demanda de trenes, que debe adquirirlos con semanas de antelación. "Ir al tren por las mañanas en Valladolid es como coger el metro en Madrid. Ves a todo el mundo con su mochila y la fiambrera", relata. A veces, incluso, recurre a grupos de WhatsApp de viajeros que se avisan cuando liberan un billete en el último momento. "Es muy fuerte, si el tren va al 60%, el 40% restante se monta en Segovia. Conseguir los billetes es dificilísimo", afirma.

Como la mayoría de trabajadores, utiliza los abonos Avant de Renfe. "Son 10 viajes por 50 euros", explica. Ante la posible subida de estos abonos a partir de enero, Celia llega a decir que, aunque esto ocurra, "me compensa mucho más vivir en Valladolid".

En cuanto a la vida, reconoce sentirse algo más "sola" que en Madrid, pero disfruta de la calma, la oferta de ocio y la sensación de estar en una ciudad más manejable. Su principal sacrificio está en renunciar a planes improvisados después del trabajo "por coger el tren".

Pero para Celia, todo cambiaría si tuviese que ir a diario a la oficina: "Lo dejaría, no porque tenga que ir a Madrid, sino porque no estoy dispuesta".

Alicia, a sus 28 años, cogió el camino inverso. Se mudó a Madrid en 2019 por trabajo, pero la pandemia abrió la puerta al teletrabajo y regresó a Valladolid. Desde entonces, su empresa ha ido ampliando la presencialidad y ahora va a la oficina unas tres veces por semana. "Cojo el tren de ida y vuelta porque me compensa", dice. Para ella, las razones son claras: alquilar en Valladolid es más barato, se ha independizado, llega a casa a una hora razonable e incluso ha podido abrir un negocio.

"Cuando vivía en Madrid tardaba una hora en llegar a trabajar y ahora es una hora en tren y un cuarto de hora en metro", compara. Según cuenta, con el abono que utiliza también Celia, el viaje Valladolid-Madrid le sale a unos 3 euros. "En total, son unos 6 euros al día ir a trabajar", data Alicia.

En otra etapa, María también vivió este viaje a diario. Cuando tenía 23 años, le ofrecieron unas prácticas en Madrid de un día para otro. No le dio tiempo a buscar habitación y, cuando miró precios, no pudo asumirlos. "Las habitaciones eran carísimas y esta opción me salía bien de precio", reconoce.

Gracias al abono, que entonces le salía a 32 euros a la semana por 10 viajes al estar empadronada en Valladolid, el desplazamiento le salía por unos 130 euros al mes. "Por ese dinero no había ninguna habitación en Madrid", asegura. Según cuenta a este diario, salía hacia la capital a medio día, volvía por la noche y el ritmo le funcionó durante cuatro meses. "Incluso podía ir dormida en el tren", recuerda.

Hoy, a sus 27 años, María vive en Madrid, aunque si su empleo se lo permitiera, no duda de que repetiría aquella fórmula: "Porque se vive mejor en Valladolid y no tendría que pagar 600 euros por una habitación como estoy pagando en Madrid". Aun así, insiste en que, con su trabajo actual, sería inviable: "Haría unas 2 horas y pico de trayecto".

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