L D (EFE)
La causa de Perugia, recurrida ante el Supremo, es una derivación del juicio de Palermo, en el que los magistrados han vuelto a rechazar ahora las acusaciones de los arrepentidos que señalaban a Andreotti como el referente de Cosa Nostra en Roma durante decenios. Entre estos "pentiti" figura Baldasarre Di Maggio, que reveló el episodio más conocido del proceso: el supuesto beso en la mejilla, a la manera mafiosa, entre Andreotti y el entonces jefe de jefes de Cosa Nostra Salvatore "Totó" Riina, luego detenido y encarcelado.
Otro famoso colaborador de la Justicia que apuntó su dedo acusador contra Andreotti fue el primer gran arrepentido de la Mafia, el ya fallecido Tommaso Buscetta. En la fase de apelación se incorporó como testigo de cargo el último detenido de la nueva cúpula mafiosa, Antonino Giuffre, considerado el brazo derecho del actual "capo" supremo de la Mafia, Bernardo Provenzano. El Tribunal ha asumido la tesis de inocencia de la defensa, basada en el fallo del juicio de primera instancia, que consideraba la acusación de asociación mafiosa "insuficiente, contradictoria y en algún caso del todo inexistente".
Sobre los hechos precedentes a 1982, por los que al senador vitalicio Andreotti se le acusaba sólo de asociación para delinquir, los jueces han decretado la prescripción del delito. De nada les ha servido a las fiscales de la apelación, Anna Maria Leone y Daniela Giglio, presentar a Andreotti, siete veces primer ministro y 20 ministro en distintos gobiernos italianos, como un aliado de la Mafia para asegurarse los votos en Sicilia.
Según el ministerio público, el supuesto pacto con Cosa Nostra había transformado en la gran isla italiana a la corriente de la Democracia Cristiana capitaneada por el veterano político en una "estructura de servicio" de la mafia a cambio de rentas electorales. Las primeras reacciones de los políticos italianos, tanto de la alianza gubernamental conservadora como de la oposición de centroizquierda, han sido de gran satisfacción por una sentencia que ha recibido sin grandes aspavientos en Roma.
Otro famoso colaborador de la Justicia que apuntó su dedo acusador contra Andreotti fue el primer gran arrepentido de la Mafia, el ya fallecido Tommaso Buscetta. En la fase de apelación se incorporó como testigo de cargo el último detenido de la nueva cúpula mafiosa, Antonino Giuffre, considerado el brazo derecho del actual "capo" supremo de la Mafia, Bernardo Provenzano. El Tribunal ha asumido la tesis de inocencia de la defensa, basada en el fallo del juicio de primera instancia, que consideraba la acusación de asociación mafiosa "insuficiente, contradictoria y en algún caso del todo inexistente".
Sobre los hechos precedentes a 1982, por los que al senador vitalicio Andreotti se le acusaba sólo de asociación para delinquir, los jueces han decretado la prescripción del delito. De nada les ha servido a las fiscales de la apelación, Anna Maria Leone y Daniela Giglio, presentar a Andreotti, siete veces primer ministro y 20 ministro en distintos gobiernos italianos, como un aliado de la Mafia para asegurarse los votos en Sicilia.
Según el ministerio público, el supuesto pacto con Cosa Nostra había transformado en la gran isla italiana a la corriente de la Democracia Cristiana capitaneada por el veterano político en una "estructura de servicio" de la mafia a cambio de rentas electorales. Las primeras reacciones de los políticos italianos, tanto de la alianza gubernamental conservadora como de la oposición de centroizquierda, han sido de gran satisfacción por una sentencia que ha recibido sin grandes aspavientos en Roma.
