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DECLARÓ EL PRIMER TESTIGO

El Tribunal Especial que juzga a Sadam Husein aplaza el proceso hasta el cinco de diciembre

El primer juicio contra el ex presidente iraquí Sadam Husein y siete de sus antiguos colaboradores se reanudó la mañana de este lunes en Bagdad en medio de fuertes medidas de seguridad. El primer testigo en declarar ha sido Wad Ismail al-Sheij a través de una cinta de video puesto que murió hace tres semanas en un hospital. Finalmente, el tribunal decidió aplazar el proceso hasta el próximo cinco de diciembre.

LD (EFE) Wad Ismail al-Sheij, quien fuera jefe de los cuerpos de investigación de los servicios secretos, ha sido el primer testigo en declarar en el juicio contra el dictador iraquí Sadam Husein y siete de sus antiguos colaboradores. El testimonio fue escuchado en la sala a través de un cinta de vídeo, ya que Al-Sheij murió tres semanas atrás en un hospital de Irak.
 
En las imágenes, Al-Sheij acusó al hermanastro de Husein, Barzan Ibrahim, de desempeñar un importante papel en la represión de Dujail en 1982. "Tras el intento de asesinato de Sadam en Dujail, Barzan me encomendó que viajara a la zona para investigar. Descubrí que sólo doce personas estaban directamente relacionados con el tiroteo a Sadam, pero más de cuatrocientas personas fueron arrestadas".
 
Al Sheij reveló, no obstante, que no sólo los chiíes sino también los suníes fueron víctimas de la represión por su supuesta vinculación con el fallido intento de asesinato contra Sadam. También indicó que no vio, por sus propios ojos, torturas o que personas murieran a causa de los malos tratos. Además, acusó al ex vicepresidente iraquí, Taha Yasin Ramadan, también encausado, de autorizar la orden para arrasar los campos de cultivo de los chiíes en Dujail.
 
La segunda vista del primer juicio contra Sadam Husein arrancó este lunes entre férreas medidas de seguridad, cuarenta días después de que hubiera sido pospuesto. El depuesto dictador entró el último en la sala, con ocho minutos de retraso por un problema, al parecer, con el ascensor y visiblemente enfadado por no poder llevar consigo el bolígrafo y los papeles en los que había garabateado su defensa.
 
Con una copia del libro sagrado de los musulmanes bajo el brazo, vestido con una chaqueta negra y una camisa blanca, pidió al juez que preside el proceso un requerimiento para que la Policía y las tropas estadounidenses le traten bien durante su encierro. Se quejó de que se le hubieran arrebatado los papeles y después escuchó con atención el vídeo con el testimonio de Al Sheij y no perdió ojo de otro en el que se le veía en Dujail, en 1982, tras el intento de asesinato.

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