
LD (EFE) Agentes de la Policía de Budapest lograron sofocar durante la madrugada de este martes en el puente Erzsébet, el último reducto en que manifestantes antigubernamentales se habían refugiado tras horas de enfrentamientos durante los actos de conmemoración del cincuenta aniversario del levantamiento antisoviético de 1956. La Policía se empleó gas lacrimógeno y camiones con cañones de agua.
Los manifestantes habían levantado barricadas a los dos lados del puente y cuando empezó la intervención policial la mayoría había abandonado el lugar. Los agentes utilizaron vehículos usados para limpiar la nieve de las calles para eliminar las barricadas, mientras que los manifestantes intentaron escapar a la cercana calle Váci, donde muchos de ellos fueron detenidos. Según la televisión pública, pocos minutos después de la acción policial, en los alrededores había "un silencio absoluto".
Casi cuarenta personas fueron detenidas las "manifestaciones sin permiso" que hubo en Budapest, informó en la televisión pública el capitán de la Policía capitalina, Péter Gergény . El portavoz de los servicios de ambulancia, Pál Gyoerfi, dijo que durante la noche hubo 128 heridos en los enfrentamientos entre manifestantes y policías.
Como viene siendo común desde hace un mes, las protestas se dirigían contra el Gobierno del socialdemócrata Ferenc Gyurcsány, que admitió haber mentido sobre la delicada situación económica del país para ganar las elecciones generales del pasado abril. El mandatario se niega a dimitir pese a la insistencia de sus adversarios políticos.
El empeño por mantener una situación de tranquilidad fracasó en parte por la ruidosa actuación de las fuerzas del orden en Budapest que incluyeron helicópteros. Sin embargo, los actos oficiales para recordar el trágico aniversario, en los que participaron delegaciones de 56 países, se desarrollaron tal como establecía el programa oficial. Entre los invitados se encontraban los presidentes de Alemania, Horst Koehler, y Austria, Heinz Fischer, el rey Harald V de Noruega y el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende. El rey Juan Carlos de España asistió ayer a un concierto en la Opera de Budapest, junto con otras personalidades, en el primer día de las conmemoraciones que se prolongarán hasta el cuatro de noviembre.
Los dignatarios invitados y las autoridades húngaras hicieron una ofrenda floral ante el Parlamento para honrar a las víctimas del levantamiento popular húngaro, que causó más de 2.500 muertos en menos dos semanas y un éxodo masivo de unas doscientas mil personas a Occidente. Los mandatarios también acudieron al cementerio Uj Koeztemetoe para honrar al primer ministro Imre Nagy, que fue ejecutado dos años más tarde bajo el régimen comunista encabezado por Janos Kadar, así como centenares de otras que fueron víctimas de las purgas políticas posteriores al levantamiento popular.
