LD (EFE) Los asesinatos en Guatemala de los diputados salvadoreños al Parlamento Centroamericano, Eduardo D'Aubuisson, William Pichinte y de José Ramón González, todos miembros de la gubernamental Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), han sido repudiados por los presidentes Óscar Berger, de Guatemala, y Elías Antonio Saca, de El Salvador.
El ministro guatemalteco de Gobernación (Interior), Carlos Vielman, declaró a varios periodistas que el Gobierno al que pertenece estudia la posibilidad de pedir ayuda al FBI de EEUU, para esclarecer el asesinato. Esa ayuda sería necesaria, precisó, porque "el problema es demasiado serio" para ser investigado sólo por las fuerzas de seguridad guatemaltecas y salvadoreñas.
Los cadáveres calcinados de los legisladores fueron encontrados dentro de un vehículo completamente quemado y con múltiples orificios de bala. También murió el conductor del vehículo y guardaespaldas, identificado como Gerardo Ramírez.
En declaraciones a la prensa salvadoreña, el presidente Saca dijo que los crímenes se perpetraron de forma "premeditada y con saña", señaló que no podía afirmar que se tratase de un crimen político porque "sería irresponsable", pero mantuvo que los "asesinos a sangre fría" persiguieron al vehículo en el que viajaban las víctimas después de haber llegado a la ciudad de Guatemala.
