L D (EFE) Según una transcripción del discurso del primer ministro, enviada a la prensa esta tarde, éste agregó que ha entendido "el mensaje de estos últimos días y semanas", al aludir a las manifestaciones, en parte violentas, que desde el pasado 17 de septiembre se han llevado a cabo en Budapest.
Sin embargo, aclaró que a pesar de todo lo sucedido su gabinete seguirá con el programa económico iniciado, con lo que descartó de forma indirecta su dimisión. Pero "no explicamos por qué hacemos lo que estamos haciendo", dijo, en referencia al programa de austeridad emprendido para enderezar la economía húngara, presionada por un déficit público superior al 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
Explicó que la tarea de su gabinete es la de "hacer más clara y sincera" la política y acabar con las falsas promesas. En una grabación emitida por una emisora de radio, Gyurcsány reconoció en mayo pasado ante la directiva del gobernante Partido Socialista haber mentido durante un año y medio sobre la situación económica del país, y afirmó que lo sucedido en Hungría es algo "nunca visto en la Unión Europea".
Tras conocerse estas declaraciones, la población se manifestó en contra del Gobierno, y durante tres noches consecutivas hubo violentos enfrentamientos entre manifestantes radicales y la policía, dejando un saldo de más de 200 heridos y otros 200 detenidos. La Comisión Europea (CE) apoyó este martes las medidas previstas por Hungría para reducir su déficit fiscal desde el actual 10,1 por ciento, al 3,2 por ciento del PIB previsto para 2009.
Sin embargo, reclamó a Budapest una aplicación "rigurosa" de las mismas, a pesar de que el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el español Joaquín Almunia haya admitido que "la situación es muy grave". Gyurcsány dijo al respecto que "el gobierno llevará adelante una política muy decidida y clara conforme al programa de convergencia".
El principal objetivo de las reformas económicas es sanear las cuentas del Estado, tanto el déficit presupuestario como la deuda pública, que supera el 67 por ciento del PIB. La situación política en Hungría podría complicarse aún más ante la celebración el domingo próximo de comicios municipales en todo el país.
Sin embargo, los manifestantes han anunciado que las protestas continuarán hasta el fin de semana pero declaradas como "encuentros culturales". Los partidos políticos se acusan mutuamente de ser los convocantes de las protestas, cuya celebración, al tener carácter político, podrían llegar a violar la ley electoral del país. En Hungría están permitidos los actos de campaña electoral hasta dos días antes de los comicios.
Sin embargo, aclaró que a pesar de todo lo sucedido su gabinete seguirá con el programa económico iniciado, con lo que descartó de forma indirecta su dimisión. Pero "no explicamos por qué hacemos lo que estamos haciendo", dijo, en referencia al programa de austeridad emprendido para enderezar la economía húngara, presionada por un déficit público superior al 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
Explicó que la tarea de su gabinete es la de "hacer más clara y sincera" la política y acabar con las falsas promesas. En una grabación emitida por una emisora de radio, Gyurcsány reconoció en mayo pasado ante la directiva del gobernante Partido Socialista haber mentido durante un año y medio sobre la situación económica del país, y afirmó que lo sucedido en Hungría es algo "nunca visto en la Unión Europea".
Tras conocerse estas declaraciones, la población se manifestó en contra del Gobierno, y durante tres noches consecutivas hubo violentos enfrentamientos entre manifestantes radicales y la policía, dejando un saldo de más de 200 heridos y otros 200 detenidos. La Comisión Europea (CE) apoyó este martes las medidas previstas por Hungría para reducir su déficit fiscal desde el actual 10,1 por ciento, al 3,2 por ciento del PIB previsto para 2009.
Sin embargo, reclamó a Budapest una aplicación "rigurosa" de las mismas, a pesar de que el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el español Joaquín Almunia haya admitido que "la situación es muy grave". Gyurcsány dijo al respecto que "el gobierno llevará adelante una política muy decidida y clara conforme al programa de convergencia".
El principal objetivo de las reformas económicas es sanear las cuentas del Estado, tanto el déficit presupuestario como la deuda pública, que supera el 67 por ciento del PIB. La situación política en Hungría podría complicarse aún más ante la celebración el domingo próximo de comicios municipales en todo el país.
Sin embargo, los manifestantes han anunciado que las protestas continuarán hasta el fin de semana pero declaradas como "encuentros culturales". Los partidos políticos se acusan mutuamente de ser los convocantes de las protestas, cuya celebración, al tener carácter político, podrían llegar a violar la ley electoral del país. En Hungría están permitidos los actos de campaña electoral hasta dos días antes de los comicios.