L D (EFE)
Una ronda de 68 cohetes, uno por cada año de presencia de la Armada, saludaron la retirada de las fuerzas navales frente a su base del Campamento García, que se vivió con un ambiente festivo y lleno de emoción, aunque desembocó más tarde en pequeños incidentes aislados. Con la cuenta atrás hasta la medianoche, arreciaron los gritos de "el portón, el portón" y "viva Vieques, viva la paz".
La multitud comenzó a arremolinarse frente a las puertas de la base militar, en la que no se notaba ya presencia militar ni ondeaba como hasta horas antes la bandera de los EEUU. Varias personas derribaron parte de la verja para abrir las puertas del Campamento García desde dentro. Un grupo de militantes anti Marina "Jinetes por la paz", que había roto las verjas en otra parte del campamento, salió a recibir con antorchas a la multitud que irrumpió en la base. Sobre la garita, que sería después destruida a martillazos, ondearon durante un largo rato las banderas de Puerto Rico, Vieques, la del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y una gran pancarta con la palabra paz. La enseña de las barras y estrellas, cambiada por los activistas anti Armada por una de barras y calaveras, fue quemada también sobre la garita.
Algunos de los manifestantes cortaron trozos de verja y alambrada de púas para llevarlas como recuerdo, y activistas como uno de los portavoces del Comité Pro Rescate y Desarrollo de Vieques, el estadounidense Robert Rabin, con lágrimas en los ojos, se limitó a contestar con un "no puedo hablar" a preguntas de la prensa. La gobernadora puertorriqueña, Sila María Calderón, no compareció, como estaba previsto, frente al portón del Campamento García, en el que se había erigido una tarima desde la que debía pronunciar un discurso.
En una rueda de prensa anterior en Vieques, Calderón agradeció ayer al presidente de los EEUU, George W. Bush, haber mantenido su compromiso de sacar a la marina de Vieques, y reiteró el apoyo de Puerto Rico a la lucha contra el terrorismo. El alcalde de Vieques, Dámaso Serrano, se dirigió por la noche desde la tarima a los allí congregados y afirmó que "este es el día en que un puñado de paisanos con fe ciega" logró sacar de Vieques a la Marina de Guerra.
El carácter festivo de la noche desembocó horas después en algunos incidentes aislados, como el intento de agresión contra el encargado de las tierras del sureste del Servicio de Pesca y Vida Silvestre del departamento del Interior de los EEUU, Tom McKenzie. Este Servicio se encarga a partir de hoy de los terrenos que abandona la Armada y que deben ser descontaminados antes de su eventual devolución a Puerto Rico, una medida que debe ser aprobada por el Congreso estadounidense. McKenzie tuvo que abandonar el lugar protegido por la Policía. Poco después, algunos activistas prendieron fuego a un camión y una lancha encontrados al parecer en los almacenes de la Armada.
La multitud comenzó a arremolinarse frente a las puertas de la base militar, en la que no se notaba ya presencia militar ni ondeaba como hasta horas antes la bandera de los EEUU. Varias personas derribaron parte de la verja para abrir las puertas del Campamento García desde dentro. Un grupo de militantes anti Marina "Jinetes por la paz", que había roto las verjas en otra parte del campamento, salió a recibir con antorchas a la multitud que irrumpió en la base. Sobre la garita, que sería después destruida a martillazos, ondearon durante un largo rato las banderas de Puerto Rico, Vieques, la del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y una gran pancarta con la palabra paz. La enseña de las barras y estrellas, cambiada por los activistas anti Armada por una de barras y calaveras, fue quemada también sobre la garita.
Algunos de los manifestantes cortaron trozos de verja y alambrada de púas para llevarlas como recuerdo, y activistas como uno de los portavoces del Comité Pro Rescate y Desarrollo de Vieques, el estadounidense Robert Rabin, con lágrimas en los ojos, se limitó a contestar con un "no puedo hablar" a preguntas de la prensa. La gobernadora puertorriqueña, Sila María Calderón, no compareció, como estaba previsto, frente al portón del Campamento García, en el que se había erigido una tarima desde la que debía pronunciar un discurso.
En una rueda de prensa anterior en Vieques, Calderón agradeció ayer al presidente de los EEUU, George W. Bush, haber mantenido su compromiso de sacar a la marina de Vieques, y reiteró el apoyo de Puerto Rico a la lucha contra el terrorismo. El alcalde de Vieques, Dámaso Serrano, se dirigió por la noche desde la tarima a los allí congregados y afirmó que "este es el día en que un puñado de paisanos con fe ciega" logró sacar de Vieques a la Marina de Guerra.
El carácter festivo de la noche desembocó horas después en algunos incidentes aislados, como el intento de agresión contra el encargado de las tierras del sureste del Servicio de Pesca y Vida Silvestre del departamento del Interior de los EEUU, Tom McKenzie. Este Servicio se encarga a partir de hoy de los terrenos que abandona la Armada y que deben ser descontaminados antes de su eventual devolución a Puerto Rico, una medida que debe ser aprobada por el Congreso estadounidense. McKenzie tuvo que abandonar el lugar protegido por la Policía. Poco después, algunos activistas prendieron fuego a un camión y una lancha encontrados al parecer en los almacenes de la Armada.