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RENUNCIA EN JAPÓN

INFORME. Saldo Abe: un suicidio, cinco ceses y una derrota electoral

Empeñado en ubicar a Japón ante los reflectores internacionales, el dimitido primer ministro Shinzo Abe fue incapaz de controlar la política interna nipona salpicada en los últimos meses por casos de corrupción. El saldo de menos de un año de gestión es grave: un suicidio, cinco ministros cesados y una derrota electoral. El mayor escándalo tuvo que ver con el sistema de pensiones. La administración perdió los registros laborales de cincuenta millones de contribuyentes.

(Libertad Digital) En menos un año, Shinzo Abe dilapidó la herencia que su antecesor, Junichiro Koizumi, le dejó. Cuando asumió el cargo de primer ministro, su partido, el LPD (Liberal Democrático) dominaba el espectro político japonés aupado por el crecimiento económico y social. Obsesionado con situar a su país en un lugar preeminente en la esfera internacional, Abe apostó por cambiar la Constitución pacifista impuesta por EEUU tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y promovió el fortalecimiento de las Fuerzas de Defensa niponas.
 
Apodado "príncipe" por sus refinado modales y "halcón" por su conservadurismo, a los 52 años Shinzo Abe se convirtió en el primer ministro japonés más joven cuando el 26 de septiembre de 2006 fue designado. Antes tuvo que hacerse con los apoyos de la corriente más conservadora de su formación política para que el 1 de septiembre fuera confirmada su candidatura. El fin de su periplo llegó este 12 de septiembre cuando, cabizbajo y sin energía, según han mostrado las imágenes de televisión, confirmó lo que ya se venía adelantado tras los casos de corrupción y la contundente derrota que el LPD sufrió en los comicios al Senado el 29 de julio pasado.
 
Antes de la fracasada cita electoral, los logros de Abe, según los analistas internacionales, eran escasos y centrados en el plano internacional. Destacan el acercamiento con China tras la elevada tensión provocada meses antes de la salida de Koizumi. El problema siempre radicó en la política interna. Aunque cierto es que ninguno de los escándalos que enfrentó durante sus tortuosos días de Gobierno lo tuvo a él como responsable, si tuvo que pagar factura por el "turbio entorno político" en el PLD. A principios de julio sus niveles de popularidad bajaron al treinta por ciento, menos de la mitad del apoyo que tenía cuando accedió al cargo.
 
Desde el comienzo de su mandato, Abe tuvo que lidiar con renuncias y casos de corrupción en los que se vieron envueltos miembros de su gabinete. En total, cinco fueron los titulares de carteras que fueron separados de sus cargos en once meses de Gobierno. El último, Takehido Endo, apenas duró una semana al frente de Agricultura antes de ser acusado de estar implicado en un caso de fraude de ayudas agrarias. Una asociación a la que pertenecía recibió ilegalmente 1,15 millones de yenes (7.247 euros) de fondos del Estado.
 
Los ministerios de Agricultura y Defensa han sido los que más problemas le causaron a Shinzo Abe. Por el primero pasaron cuatro titulares y tres por el segundo. Tras el fracaso electoral, el 27 de julio el primer ministro se vio obligado a remodelar casi completamente su Gobierno. Asuntos Exteriores, Finanzas, Defensa, Sanidad y portavoz, fueron los afectados. Paralelamente, efectuó un cambio radical en el LPD al colocar a Taro Aso, su amigo, como secretario general. Pero, la corrupción siguió saliendo a la luz pública. De hecho, sólo cuatro titulares continúan en sus puestos desde septiembre de 2006.
 
Uno de los ministros que comenzaron la legislatura con Abe fue Toshikatsu Matsuoka. A finales de mayo pasado, ese titular de Agricultura, Bosques y Pesca se suicidó en un edificio residencial para parlamentarios ubicado en Tokio. El alto cargo estaba implicado en un escándalo por malversación de fondos públicos. La oposición había reclamado insistentemente su dimisión.
 
El mayor escándalo de la gestión de Abe se relaciona con las pensiones públicas. Hace unos meses, los medios de comunicación dieron a conocer que la administración había "perdido" los registros laborales de cincuenta millones de contribuyentes. Ese "gravísimo error" le costó al LPD perder la mayoría en el Senado.

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