L D (EFE) Dieciocho personas, incluidos tres civiles, murieron el pasado domingo en los tiroteos que se produjeron cerca del aeropuerto de Bukavu (capital de la provincia oriental de Kivu), según Radio Okapi, la emisora de Naciones Unidas que opera en el país, que cita testigos presenciales.
Los combates, que entre el pasado miércoles y el viernes se cobraron 27 vidas, enfrentan a tropas regulares y soldados "disidentes", como han sido denominados los antiguos rebeldes que se integraron en las filas del Ejército tras los acuerdos de paz del año pasado.
Los "disidentes", que han cortado todos los accesos a Bukavu, declararon este lunes una tregua unilateral y se comprometieron a no seguir avanzando hacia la ciudad, según han referido portavoces de la Misión de Observación de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC). Aquéllos están bajo las órdenes del antiguo líder rebelde Laurent Nkunda.
Al parecer, Nkunda declaró el cese el fuego a propuesta de uno de los cuatro vicepresidentes congoleses, Azarias Ruberwa, líder de la Agrupación Congoleña para la Democracia (ACD), uno de los antiguos grupos rebeldes. Los disidentes se han detenido unos 30 kilómetros al norte de Bukavu.
Los combates, que entre el pasado miércoles y el viernes se cobraron 27 vidas, enfrentan a tropas regulares y soldados "disidentes", como han sido denominados los antiguos rebeldes que se integraron en las filas del Ejército tras los acuerdos de paz del año pasado.
Los "disidentes", que han cortado todos los accesos a Bukavu, declararon este lunes una tregua unilateral y se comprometieron a no seguir avanzando hacia la ciudad, según han referido portavoces de la Misión de Observación de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC). Aquéllos están bajo las órdenes del antiguo líder rebelde Laurent Nkunda.
Al parecer, Nkunda declaró el cese el fuego a propuesta de uno de los cuatro vicepresidentes congoleses, Azarias Ruberwa, líder de la Agrupación Congoleña para la Democracia (ACD), uno de los antiguos grupos rebeldes. Los disidentes se han detenido unos 30 kilómetros al norte de Bukavu.
"Detuvimos nuestro avance porque el vicepresidente Ruberwa me lo ordenó; si no ya estaríamos en Bukavu", declaró Nkunda a emisoras internacionales de radio captadas en Kinshasa, la capital del país. Asimismo, aseguró a oficiales de la MONUC que no tiene intenciones de atacar el aeropuerto de la ciudad, donde la misión de la ONU tiene su base en la región.
Entre tanto, los cascos azules continúan patrullando las calles de la Bukavu, donde impera una tensa calma, aunque durante la mañana de este lunes se oyeron disparos de mortero en las afueras.
Los sublevados afirman haber tomado las armas en defensa de la población banyamulenguye (tutsis congoleños de origen ruandés). Éstos son mayoritarios en Bukavu, y mantienen unas relaciones muy conflictivas con las demás tribus de la zona.
Cientos de banyamulenges han huido recientemente hacia la vecina Ruanda, cuyo Ejército respaldó a los rebeldes de la citada etnia que lucharon durante cuatro años contra el régimen de Kinshasa.
Los enfrentamientos en Bukavu se deben a que los soldados leales al antiguo jefe rebelde, coronel Jules Mutebusi –recientemente suspendido de su cargo como comandante de la Décima Región Militar– no permiten el relevo de sus fuerzas por nuevos destacamentos llegados desde otras partes del país.
La guerra civil congoleña (1998-2002) provocó la muerte de unos tres millones de personas, en su mayoría civiles afectados por la hambruna y las enfermedades exacerbadas por el conflicto. A finales de 2002 todas las partes rubricaron un armisticio, negociado con la mediación de Sudáfrica, y los antiguos rebeldes se unieron a un Gobierno de transición, cuyo principal objetivo es preparar las elecciones previstas para junio de 2005.
La MONUC, por su parte, mantiene desplegado un contingente de 10.800 cascos azules, pero el extenso territorio del antiguo Zaire no permite un control eficaz de todas las áreas donde aún continúan operando algunas milicias.