Según la agencia de noticias local Mehr, un total de 38 cadáveres se amontonan en la localidad iraní de Chabahar, entre ellos el de un bebé de tres meses y los de tres mujeres, han sido recibidos ya a la morgue de la ciudad.
El ataque ocurrió cuando un hombre hizo estallar una carga explosiva en la plaza principal de la localidad, junto a la mezquita del Iman Husein, donde miles de fieles se habían concentrado para festejar el Ashura.
"Sobre las 10:30 de la mañana (6:00 GMT) un hombre se acerco a una ambulancia situada en la plaza central e hizo estallar una bomba", explicó Mahmud Mozafar, jefe de operaciones de la Media Luna Roja en Chabahar, citado por la agencia estudiantil Isna.
El número de víctimas mortales podría aumentar en las próximas horas ya que algunos de los heridos están extremadamente graves y los servicios de auxilio prosiguen su labor en el terreno, advirtió el diputado provincial, Mohammad Yaghoub Jadagal.
La tragedia, sin embargo, pudo ser mayor ya que de acuerdo con el gobernador de la localidad, Ali Batahi, la policía detuvo a tiempo a otro hombre, al que le falló el dispositivo cuando trataba de hacerlo estallar. "Había dos terroristas que fueron identificados por nuestros agentes, pero desafortunadamente uno de ellos consiguió inmolarse antes de que lo pudiéramos impedir", afirmó.
"Además, el principal responsable de la operación ha sido detenido y se halla bajo custodia policial", agregó el responsable, citado por la agencia estatal de noticias local Irna.
Yundulá se atribuye el atentado
Los terroristas suníes de Yundulá (Ejército de Dios) ha asumido la autoría del atentado, según aseguró la agencia de noticias local Fars. Según la fuente, el grupo se declaró autor de la masacre en el puerto iraní a través de una nota enviada y reproducida por la televisión por satélite en árabe Al Arabiya.
A Yundulá las autoridades iraníes le atribuyeron el pasado año la autoría de los dos atentados más sangrientos perpetrados en el país en las últimas dos décadas.
Su líder, Abdul Malek Rigi, fue capturado el pasado febrero por las autoridades iraníes a bordo de un vuelo comercial que había partido de Dubai y se dirigía a Asia Central a través del espacio aéreo de la República Islámica.
Meses después, y tras un juicio rápido, fue condenado a muerte y ahorcado en prisión.
El régimen iraní vincula a Yundulá con los servicios secretos de Estados Unidos y el Reino Unido, a los que acusa de financiar y entrenar al grupo.
La provincia de Sistán Baluchistán, en la que se encuentra Chabahar, fue escenario el pasado año de los dos atentados más graves perpetrados en Irán en las dos últimas décadas.
En octubre de 2009, un total de 42 personas, entre ellas dos altos mandos y quince oficiales de la Guardia Revolucionaria, cuerpo de elite de las Fuerzas de Seguridad iraníes, perdieron la vida en un ataque suicida junto a la frontera con Afganistán.
En mayo de ese mismo año, al menos 25 murieron en un atentado suicida perpetrado en el interior de una mezquita de Zahedan, una de las dos capitales de Sistán Baluchistán.
En la región actúa el grupo rebelde suní "Yundulá" (Ejército de Dios), cuyo líder fue capturado el pasado mes de febrero y ejecutado meses después por las autoridades iraníes.
