
LD (EFE) La Policía de la dictadura birmana mantiene controles de seguridad y situó agentes armados con rifles en diversos puntos de Rangún, y sobre todo, en las calles de acceso a las pagodas de Sule y Shwedagon, que fueron los lugares de concentración de los cientos de miles de birmanos que secundaron las protestas opositoras alentadas por los monjes.
Según ha informado la emisora de radio Mizzima, en algunas partes del casco antiguo de la ciudad, la Policía también desplegó alambradas de espinos, y miembros de la milicia gubernamental de la Asociación para el Desarrollo y la Solidaridad de la Unión de Myanmar patrullaban las calles con varas.
El aumento de las medidas de seguridad se produjo un día después de que las autoridades militares admitieran que llevan a cabo una amplia operación policial para capturar a muchos monjes budistas "falsos" implicados en la organización de las manifestaciones. El órgano de propaganda, el diario La Nueva Luz de Myanmar, afirma en su último número que "la mayoría de los monjes miembros del Frente Nacional de Monjes son ex convictos, y los monjes falsos que lideraron las protestas violando de esa forma las normas monacales, serán acusados".
Mientras continúa la persecución de religiosos, algunos monjes como en el caso de Askin Kovida, considerado el principal organizador de las manifestaciones que significaron el mayor desafío a la Junta Militar, han buscado refugio en la vecina Tailandia para eludir la captura, según informó la prensa tailandesa.

