LD (EFE) Al menos trece civiles iraquíes murieron en un ataque terrorista contra un microbús que transportaba a un grupo de trabajadores a una base militar estadounidense cercana a la ciudad de Al-Jalis, a 55 kilómetros al noreste de Bagdad.
Según informaron fuentes policiales, el atentado ocurrió en la aldea de Al-Asuad cuando un grupo de terroristas desde dos coches disparó contra el microbús. Nueve de los trabajadores perdieron la vida, junto al conductor del microbús que chocó con otro vehículo privado que circulaba en dirección contraria y causó la muerte de sus tres ocupantes, explicaron.
Otros dos muertos han sido hallados en la ciudad de Kirkuk (250 km al norte de Bagdad) al estallar un artefacto explosivo que los terroristas colocaron cerca de un puesto de la policia en la ciudad. Los cadáveres corresponden a un policía y a un militante del partido del presidente de Irak, Jalal Talaban, de la Unión Patriótica del Kurdistán. Otras cuatro personas resultaron heridas a causa del impacto, entre ellas un policía local.
Siria no ha acogido a iraquíes
Horas antes de conocerse el atentado, el viceministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem, rechazaba las nuevas acusaciones iraquíes de acoger en su territorio a líderes de la insurgencia y reiteró que ha adoptado medidas en su frontera para impedir la infiltración de grupos armados en Irak.
Al-Mualem comentaba así las declaraciones hechas por el ministro de Interior iraquí, Bayan Yabr, en las que aseguraba que su departamento tiene fotos, nombres y direcciones de líderes de la insurgencia residentes en Siria. Fuentes del Ministerio sirio de Asuntos Exteriores revelaron que Damasco envió en junio pasado una "delegación diplomática y de seguridad a Bagdad para informar a los iraquíes sobre las medidas adoptadas en la frontera, y pedir que nos transmitan cualquier información sobre supuestas infiltraciones través de la frontera".
