
L D (EFE) En uno de los tramos de la calle Kreschatik, una de principales arterias de Kiev, se tuvo que cortar el tráfico debido al gran número de autobuses que llegaban procedentes de las provincias orientales de Ucrania, tradicional granero de votos rusos.
Igual que ocurrió durante la "Revolución Naranja", que aupó al poder al actual presidente, Víctor Yúschenko; el cinturón industrial del Este de Ucrania, de mayoría ruso-hablante, volvió a mostrarse favorable a Yanukóvich.
Las asambleas locales de seis regiones orientales votaron en contra del decreto presidencial y se negaron a iniciar los preparativos de cara a los comicios legislativos anticipados convocados para el 27 de mayo.
Los manifestantes se decían dispuestos a proseguir la protesta hasta que el Tribunal Constitucional (TC) emita un dictamen sobre la legalidad del decreto del presidente, que disolvió la Rada y convocó elecciones anticipadas, el pasado 2 de abril .
Tras varios días de retrasos, el TC anunció que el próximo miércoles comenzará a estudiar el decreto presidencial, pese a que cinco de los dieciocho jueces amenazaron con abandonar sus cargos por presiones del Gobierno de Yanukóvich.
El TC está compuesto por dieciocho jueces, de los que seis son nombrados por el presidente, seis por el Parlamento y otros tantos por el colegio judicial. Para la toma de decisiones, el TC necesita los votos a favor de diez jueces, mientras el quórum mínimo es de doce.
Este martes, Yúschenko se reunió de nuevo con Yanukóvich e insistió que las elecciones anticipadas son la única salida para la actual crisis política. Hizo, también, un llamamiento a los partidarios del Parlamento a "mantener la calma" y a las fuerzas de seguridad a "mantener el orden".
"El presidente exhorta a no utilizar a las personas como escudo humano en intrigas políticas. Las acciones de protesta se han convertido en un negocio, cuya mercancía es la gente", reza un comunicado de la Presidencia, según la agencia ucraniana Unian.net.
El ministro de Defensa, Anatoli Hritsenko, por su parte, después de reunirse con Yúschenko negó la eventual imposición del estado de excepción callando los rumores levantados por sus detractores.
El Gobierno y la mayoría parlamentaria se rebelaron la pasada semana contra el decreto presidencial y se manifestaron dispuestos a resistir en sus puestos hasta que el TC tome una decisión definitiva.
La actual crisis entre presidente y Rada estalló el pasado 23 de marzo cuando once diputados de la oposición se pasaron al bando de la coalición mayoritaria, transfuguismo calificado por Yúschenko como "anticonstitucional".
Si la coalición oficialista en la Rada hubiera alcanzado la mayoría constitucional (300 diputados) podría haber reformado la Constitución, vetado cualquier decisión de Yúschenko y arrebatado nuevas cuotas de poder al presidente pro-occidental.
En total, en las últimas semanas engrosaron la coalición 21 diputados, atraídos -según la oposición- por promesas de cargos y sobornos directos, lo que permitió aumentarla hasta los 259 escaños.
En paralelo, el pasado viernes la coalición oficialista de la Rada dio marcha atrás, expulsó a los tránsfugas y volvió a su composición inicial de 238 diputados: 186 del Partido de las Regiones, 31 socialistas y 21 comunistas.
Esta previsto que el vicepresidente del Parlamento Europeo, Marek Sivets, llegue el próximo miércoles, a Kiev con el fin de reunirse con los principales protagonistas de la crisis ucraniana; aunque, no obstamte, Yúschenko ha rechazado la mediación internacional que sí reclama Yanukóvich.
