L D (EFE) El abogado Kenneth Cain, el doctor Andrew Thomson y Heidi Postlewait –ex trabajadora social, secretaria, "radio-escucha" y técnica en capacitación–, los autores de Emergencia, sexo y otras medidas desesperadas, se han valido de sus experiencias para describir el lado más oscuro de las misiones de paz. Tanto Cain como Postlewait todavía trabajan para Naciones Unidas, y corren el riesgo de sufrir sanciones disciplinarias. En una entrevista concedida a la agencia EFE, Postlewait ha declarado: "Como estadounidense, nunca se me ocurrió que no pudiera cuestionar" la actuación del organismo internacional.
La obra se remonta a principios de los años 90, una década marcada por los genocidios de Ruanda y Bosnia, así como por el estrepitoso fracaso de las operaciones internacionales en Somalia y Haití. En sus páginas se da cuenta de negligencias que costaron vidas, y se plantean cuestiones como el valor de una vida humana o las implicaciones de la retirada de tropas extranjeras cuando la situación en un país se vuelve demasiado peligrosa.
Soldados en misión de paz que ofrecen ayuda a cambio de relaciones sexuales, o el caso del funcionario que exige a los jueces somalíes el pago de una parte de sus sueldos, simbolizan el lado más oscuro de las misiones de pacificación emprendidas por Naciones Unidas.
Tanto Thompson como Postlewait aseguran seguir creyendo en los ideales de la ONU, pero creen que la organización necesita emprender una "reforma total de sus estructuras". A juicio del primero, Naciones Unidas precisa "practicar más de lo que predica".
Las reacciones en la citada organización no se han hecho esperar. Así, su portavoz, Fred Eckhard, ha tachado Emergencia, sexo y otras medidas desesperadas de "sensacionalista y selectivo", ha acusado a los autores de violar el reglamento de la ONU y ha dicho que tanto Cain como Postlewait parecen creer lo suficiente en ésta como para seguir cobrando el cheque a final de mes.
