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Tensión en Honduras ante el anunciado regreso de Zelaya

Pese a que diversos colectivos, como la Iglesia de Honduras o países como Canadá o Costa Rica le han pedido que no lo haga, Zelaya piensa aterrizar este domingo en Tegucigalpa acompañado, entre otros, por Correa y Cristina Kirchner. La OEA le ha arropado con la expulsión del nuevo gobierno.

Tras la suspensión decretada por la OEA, que llega después de que el propio Gobierno de Micheletti renunciara a participar en ella, el presidente depuesto, que acudió a Washington para participar en la Asamblea General Extraordinaria de la organización, reiteró su intención de viajar a Honduras, adonde llegará hacia el mediodía, pese a las advertencias de que su regreso puede provocar graves confrontaciones.

Los países miembros del máximo organismo interamericano votaron a mano alzada a última hora del sábado la suspensión de Honduras, con 33 votos afirmativos y, por tanto, aprobaron la exclusión de ese país por unanimidad. Para aprobar la suspensión hicieron falta dos tercios de los votos, es decir, al menos 24.

En su intervención ante la Asamblea, Zelaya insistió en que regresará a Honduras, de donde fue expulsado, para devolver, dijo, la "paz" a su país. "Vuelvo (...) porque necesitan la paz en mi país", indicó ante los presidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y de Paraguay, Fernando Lugo, y los cancilleres del continente americano.

Zelaya alegó que el "régimen del terror está vivo" en Honduras y "está operando", en referencia al nuevo Gobierno encabezado por Roberto Micheletti, y habló de "represiones" en ese país. El depuesto presidente dijo que rechaza enérgicamente el retorno de la fuerza por encima de la razón.

"Si permitimos que una persona armada ultraje a un presidente, entonces qué hará en la calle", se preguntó Zelaya, quien aseguró que Honduras lleva soportando "seis días de represiones continuas" y "el pueblo está sufriendo y está angustiado".

Horas antes, Zelaya había advertido, en declaraciones por la emisora Telesur, que volvería al país junto a "varios presidentes", "miembros de comunidades internacionales". También pidió a sus seguidores que lo vayan a recibir sin armas y a quienes lo derrocaron les advirtió que "están rodeados".

En concreto, la comitiva de la que hablaba Zelaya estará integrada, entre otros, por los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, de Argentina, Cristina Fernández, y el de Paraguay, Fernando Lugo.

Temor ante las consecuencias de su vuelta

Diversos miembros de la OEA, como Canadá o Costa Rica, y la Iglesia católica han solicitado a Zelaya que suspenda su viaje programado para a Honduras por los actos violentos que podría desatar.

El arzobispo de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, pidió a Zelaya que no viajase a Tegucigalpa. "Una acción precipitada, un regreso al país en este momento podría desatar un baño de sangre. Sé que usted ama la vida, usted respeta la vida. Hasta hoy no ha muerto ni un solo hondureño. Medite, porque después sería demasiado tarde", dijo en declaraciones recogidas por la televisión y las radios locales.

Las declaraciones del representante de la Iglesia hondureña, fueron en sintonía con las que realizaron en Washington otros miembros, como el ministro de estado del Departamento de Relaciones Exteriores de Canadá, Peter Kent. Canadá cree que "no es el mejor momento" para que se produzca el regreso a Honduras del presidente derrocado, Manuel Zelaya, señaló Kent.

 

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