L D (Agencias) Se trata de la primera vez, en la cincuentenaria historia de Naciones Unidas, que un secretario general se ve obligado a hacer frente a una moción de censura de este tipo. Annan y su equipo han estado numerosas veces en el punto de mira, pero todo parece indicar que la gota que ha colmado el vaso ha sido el anuncio, esta semana, de la exoneración de un alto cargo (Dileep Nair, secretario general adjunto en los servicios de control interno) sobre el que pesaban acusaciones de favoritismo y acoso sexual.
El portavoz de Annan, Fred Eckhard, dijo el martes que el secretario general había adoptado tal decisión después de que Catherine Bertini, secretaria adjunta de gestión, hiciera un “examen en profundidad” del caso. Asimismo, afirmó que Annan tenía “plena confianza” en Nair.
"Es una absolución pura y llanamente", denunció entonces Guy Candusso, un responsable sindical.
En una carta dirigida por el jefe de gabinete de Annan, Iqbal Riza, al sindicato de la ONU, y de la que France Presse ha obtenido una copia, se dice que Nair había recibido el "consejo” de dar “muestra de circunspección" en el futuro, para "reducir el riesgo de una percepción negativa".
Se ha sabido que Annan exoneró previamente, en julio, a otro alto cargo (Ruud Lubbers, alto comisionado para los Refugiados) sospechoso de perpetrar acoso sexual; en esta ocasión, en contra de las conclusiones de los investigadores del caso. Sin embargo, la ONU hubo de reconocer en octubre que la Oficina de Servicios de Control Interno había validado, en un informe remitido al propio Annan, las acusaciones de la empleada denunciante. "El secretario general tiene derecho a aceptar o rechazar tales recomendaciones", comentó su portavoz.