(Libertad Digital)
De nuevo una sesión de control al Gobierno evidencia la escasa argumentación del PSOE en torno a la guerra en Irak. Zapatero critica al Gobierno que “todas las previsiones sobre esta guerra ilegal han fracasado. Han engañado durante meses. Dijeron que iba a ser limpia y están acabando con los ciudadanos. Vemos el germen del odio”. La conclusión del líder socialista es el ya propuesto “paso atrás”. La exigencia ha sido expresada en estos términos: “Saque a nuestro país del apoyo a esta vergüenza si le queda algo de credibilidad política”.
La respuesta de Aznar era previsible aunque su tono arrojaba mayor seguridad que en otras ocasiones. En primer lugar, un ejercicio de memoria: “La diferencia entre las víctimas de ahora con las del año 1991 es que los bombaderos salían de España y usted los apoyó”. Y le recuerda que entonces también murieron niños. En cuanto a la exigencia de abandonar el apoyo a EEUU y Francia, el presidente fue más duro –y así se percibía en su tono–. Le advirtió de que ha llegado a una posición "de tal grado de radicalismo que no tiene más punto de referencia que Izquierda Unida" y le preguntó “dónde está el punto de referencia de Alemania y Francia”. Se refería a las palabras pronunciadas el martes por el titular francés de Exteriores Villepin en las que afirmaba que si tiene que elegir entre el apoyo a los aliados o u régimen tiránico se quedaba con la primera posibilidad.
Concluyó Aznar resumiendo lo que significa la exigencia del PSOE: “Nos pide que no autoricemos el sobrevuelo y el uso de las bases y que los efectivos que hemos mandado los traigamos. Usted nos quiere sacar el mundo y meternos en el aislamiento más absurdo”.
Cambio de ánimo ante noticias frescas
Muchos diputados del PP han coincidido en apreciar que este miércoles Aznar exhibía buen humor y un cambio de talante. A mediodía habló de “horas cruciales” para el final de la guerra. Y es que en la tarde de este miércoles el presidente del Gobierno mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, George Bush, en la que éste subrayó que la intervención militar en Irak se sigue desarrollando según lo previsto.
La conversación de Aznar y Bush duró cuarenta minutos y en ella analizaron la evolución de los acontecimientos de la guerra en Irak, en la que los aliados han seguido acercando sus posiciones sobre Bagdad.
La respuesta de Aznar era previsible aunque su tono arrojaba mayor seguridad que en otras ocasiones. En primer lugar, un ejercicio de memoria: “La diferencia entre las víctimas de ahora con las del año 1991 es que los bombaderos salían de España y usted los apoyó”. Y le recuerda que entonces también murieron niños. En cuanto a la exigencia de abandonar el apoyo a EEUU y Francia, el presidente fue más duro –y así se percibía en su tono–. Le advirtió de que ha llegado a una posición "de tal grado de radicalismo que no tiene más punto de referencia que Izquierda Unida" y le preguntó “dónde está el punto de referencia de Alemania y Francia”. Se refería a las palabras pronunciadas el martes por el titular francés de Exteriores Villepin en las que afirmaba que si tiene que elegir entre el apoyo a los aliados o u régimen tiránico se quedaba con la primera posibilidad.
Concluyó Aznar resumiendo lo que significa la exigencia del PSOE: “Nos pide que no autoricemos el sobrevuelo y el uso de las bases y que los efectivos que hemos mandado los traigamos. Usted nos quiere sacar el mundo y meternos en el aislamiento más absurdo”.
Cambio de ánimo ante noticias frescas
Muchos diputados del PP han coincidido en apreciar que este miércoles Aznar exhibía buen humor y un cambio de talante. A mediodía habló de “horas cruciales” para el final de la guerra. Y es que en la tarde de este miércoles el presidente del Gobierno mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, George Bush, en la que éste subrayó que la intervención militar en Irak se sigue desarrollando según lo previsto.
La conversación de Aznar y Bush duró cuarenta minutos y en ella analizaron la evolución de los acontecimientos de la guerra en Irak, en la que los aliados han seguido acercando sus posiciones sobre Bagdad.