L D (EFE) En una sentencia notificada este viernes, la sección tercera de la sala de lo penal de este tribunal considera probado que los procesados habían recibido de la dirección de ETA la orden de asesinar a Jáuregui, del que sabían que frecuentaba la cafetería "El Frontón" de la localidad guipuzcoana de Tolosa.
Etxezarreta y Carrasco intentaron perpetrar el asesinato el 22 de julio de 2000, y llegaron a entrar en la cafetería, "pero no llevaron a cabo su decidido propósito de arrebatarle la vida a disparos al encontrarse en el mismo lugar algunas personas conocidas por los dos procesados, por lo que desistieron de su acción en ese momento".
Los terroristas elaboraron entonces otro plan, consistente en que Etxezarreta conduciría al grupo hasta Tolosa en un vehículo robado al efecto y esperaría a sus compañeros en una calle cercana a la cafetería mientras Carrasco cubriría la parte exterior del local y Makazaga "efectuaría los disparos contra Jaúregui sorpresivamente, por la espalda, sin darle la más mínima oportunidad de reacción".
Así, sobre las once de la mañana del 29 de julio aparcaron el coche a unos 500 metros de "El Frontón" y, mientras Etxezarreta se quedaba al volante, Makazaga y Carrasco "se colocaron en la barra del establecimiento, solicitando unas consumiciones, pudiendo comprobar que Jaúregui se encontraba de espaldas a ellos sentado en torno a una mesa, departiendo amigablemente con otras personas".
La sentencia añade que, "ante tan propicia ocasión, Makazaga se fue a los aseos de la cafetería y allí se colocó una gorra de visera y unas gafas de sol para evitar ser identificado y montó el arma que portaba (...), regresando de nuevo a la barra, donde volvió a pedir otra consumición, a fin de asegurarse de que la víctima elegida permanecía sentada, de espalda y ajena a cualquier tipo de peligro".
Cuando comprobó que era así, "de forma inmediata Makazaga sacó el arma, apuntándole a escasos centímetros de la cabeza de Jaúregui y efectuando dos disparos" que causaron la muerte inmediata del ex gobernador civil de Guipúzcoa. A continuación, Makazaga y Carrasco corrieron hasta el lugar en el que les aguardaba Etxezarreta y huyeron en el vehículo, que poco después dejaron abandonado en Villabona con un artefacto explosivo en su interior que, al estallar, destrozó completamente el coche.
El tribunal ha tenido en cuenta para dictar condena las declaraciones "muy exhaustivas y detalladas" prestadas por Etxezarreta ante la Policía y ante el juez de instrucción, en las que se autoinculpó "con rotundidad" e implicó asimismo a sus compañeros de comando, lo que para el tribunal "se erige en una sólida prueba de cargo contra él y contra Carrasco y Makazaga".
Etxezarreta y Carrasco intentaron perpetrar el asesinato el 22 de julio de 2000, y llegaron a entrar en la cafetería, "pero no llevaron a cabo su decidido propósito de arrebatarle la vida a disparos al encontrarse en el mismo lugar algunas personas conocidas por los dos procesados, por lo que desistieron de su acción en ese momento".
Los terroristas elaboraron entonces otro plan, consistente en que Etxezarreta conduciría al grupo hasta Tolosa en un vehículo robado al efecto y esperaría a sus compañeros en una calle cercana a la cafetería mientras Carrasco cubriría la parte exterior del local y Makazaga "efectuaría los disparos contra Jaúregui sorpresivamente, por la espalda, sin darle la más mínima oportunidad de reacción".
Así, sobre las once de la mañana del 29 de julio aparcaron el coche a unos 500 metros de "El Frontón" y, mientras Etxezarreta se quedaba al volante, Makazaga y Carrasco "se colocaron en la barra del establecimiento, solicitando unas consumiciones, pudiendo comprobar que Jaúregui se encontraba de espaldas a ellos sentado en torno a una mesa, departiendo amigablemente con otras personas".
La sentencia añade que, "ante tan propicia ocasión, Makazaga se fue a los aseos de la cafetería y allí se colocó una gorra de visera y unas gafas de sol para evitar ser identificado y montó el arma que portaba (...), regresando de nuevo a la barra, donde volvió a pedir otra consumición, a fin de asegurarse de que la víctima elegida permanecía sentada, de espalda y ajena a cualquier tipo de peligro".
Cuando comprobó que era así, "de forma inmediata Makazaga sacó el arma, apuntándole a escasos centímetros de la cabeza de Jaúregui y efectuando dos disparos" que causaron la muerte inmediata del ex gobernador civil de Guipúzcoa. A continuación, Makazaga y Carrasco corrieron hasta el lugar en el que les aguardaba Etxezarreta y huyeron en el vehículo, que poco después dejaron abandonado en Villabona con un artefacto explosivo en su interior que, al estallar, destrozó completamente el coche.
El tribunal ha tenido en cuenta para dictar condena las declaraciones "muy exhaustivas y detalladas" prestadas por Etxezarreta ante la Policía y ante el juez de instrucción, en las que se autoinculpó "con rotundidad" e implicó asimismo a sus compañeros de comando, lo que para el tribunal "se erige en una sólida prueba de cargo contra él y contra Carrasco y Makazaga".
