L D (EFE) Así se expresó Jiménez de Parga durante una conferencia que bajo el título "XXV años de la Constitución: ilusiones iniciales y preocupaciones actuales" pronunció en la clausura de unas jornadas en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, con motivo de las "bodas de plata" de la Carta Magna.
Durante su conferencia ante estudiantes de esta universidad, el presidente del TC reflexionó sobre los cambios operados en España desde el franquismo hasta nuestros días, época en la que, dijo, mucho han cambiado las formas de "ser y estar de los españoles", hecho que motiva, en su opinión, la necesidad de "hacer una interpretación de la Constitución acorde con las nuevas exigencias". En este sentido consideró que el texto de la Constitución "no debe reformarse", sino que "debe adaptarse cotidianamente a las nuevas exigencias", en lo que definió como "mutación constitucional". "Yo sostengo: reforma no, mutación sí", afirmó Jiménez de Parga, quien explicó que la Constitución debe ser adaptada cotidianamente para hacer frente a las nuevas realidades existentes pero "sin alterar el texto".
Asimismo consideró que no es oportuno reformar el texto constitucional porque, en su opinión, "los españoles necesitamos el sentimiento constitucional, la adhesión a un documento que veamos como algo que es nuestra gran ley (...) y necesitamos además que ese sentimiento sirva para aglutinar a los distintos pueblos que componen España".
Añadió que "hay que dar a España un sentimiento constitucional que tenga como efecto, además, reforzar la cohesión entre las distintas partes de España", y que "difícilmente" se adquiere tal sentimiento "si es un documento que se cambia de vez en cuando, o con cierta frecuencia". Pero Jiménez de Parga no quiso entrar a valorar cuestiones concretas porque según recordó pasará a la historia por ser el "magistrado más recusado de toda España".
Durante su conferencia ante estudiantes de esta universidad, el presidente del TC reflexionó sobre los cambios operados en España desde el franquismo hasta nuestros días, época en la que, dijo, mucho han cambiado las formas de "ser y estar de los españoles", hecho que motiva, en su opinión, la necesidad de "hacer una interpretación de la Constitución acorde con las nuevas exigencias". En este sentido consideró que el texto de la Constitución "no debe reformarse", sino que "debe adaptarse cotidianamente a las nuevas exigencias", en lo que definió como "mutación constitucional". "Yo sostengo: reforma no, mutación sí", afirmó Jiménez de Parga, quien explicó que la Constitución debe ser adaptada cotidianamente para hacer frente a las nuevas realidades existentes pero "sin alterar el texto".
Asimismo consideró que no es oportuno reformar el texto constitucional porque, en su opinión, "los españoles necesitamos el sentimiento constitucional, la adhesión a un documento que veamos como algo que es nuestra gran ley (...) y necesitamos además que ese sentimiento sirva para aglutinar a los distintos pueblos que componen España".
Añadió que "hay que dar a España un sentimiento constitucional que tenga como efecto, además, reforzar la cohesión entre las distintas partes de España", y que "difícilmente" se adquiere tal sentimiento "si es un documento que se cambia de vez en cuando, o con cierta frecuencia". Pero Jiménez de Parga no quiso entrar a valorar cuestiones concretas porque según recordó pasará a la historia por ser el "magistrado más recusado de toda España".
