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El equipo que Chaves deja en Andalucía, 2

El virrey Zarrías, "el enano de Cazalilla" según sus adversarios del partido.

L D (Pedro de Tena) La semana pasada empezamos a examinar lo que deja Manuel Chaves en Andalucía. Empezamos –nuestro respeto a la jerarquía es proverbial-, por Pepe Griñán, Pepe II El Legítimo, según Rodríguez de la Borbolla, Pepe, que sería el primero, por supuesto.

Además de a Griñán, Manuel Chaves nos ha dejado a Luis Pizarro de consejero de Gobernación, nada menos, lo que nos produce no sólo temor, no sólo miedo. Es pánico, pánico que se alivia cuando recordamos que en Andalucía apenas hay policía autonómica y, por ello, no se tienen competencias sobre fuerza de seguridad del Estado alguna.  Recordemos algunos hitos de la tela de araña de Luis Pizarro.

Pero miedo, miedo el del PP andaluz, que ha visto cómo el sectario mayor del Reino, mayor aún que el exiliado en Madrid, Zarrías, queda al control de ayuntamientos y diputaciones. Nadie duda  - la duda ofende -, que su objetivo es machacar a los Ayuntamientos que están en manos del PP y beneficiar a los que están en poder del PSOE. Y el que lo ha puesto ahí es el "equilibrado" Griñán, el legítimo.

Como todos los que venimos examinando, Luis Pizarro, vicesecretario general del PSOE andaluz y patriarca del clan de Alcalá de los Gazules, es un amante de la familia. Fíjense cómo será de amante que durante muchos años su esposa, Elena Ruiz Márquez, trabajó en la sede del partido en Cádiz. Normal. Era dinero del partido y era él quien mandaba en el partido. Pero un día decidió que su mujer debía estar mejor situada y en un lugar desde que pudiera controlar o, al menos, estar enterado de lo que ocurría en la Diputación de Cádiz y lo intentó. Pero un avispado reportero del entonces digno Diario de Cádiz -ahora en manos del PSOE-, denunció los hechos y claro, la "operación Elena" no pudo consumarse. Pero él es persistente como la gota malaya.

Maquinando con su amigo y fiel, el presidente socialista de la Diputación de Cádiz, Francisco González Cabañas, sobre cuál sería la solución a su problema familiar, le sobrevino la inspiración. "Mira, Paco, me la contratas tú de secretaria personal, así al tiempo que te vigila a ti que a veces te sales de madreo a los demás del partido en la casa, me sirve a mí", suponemos que le dijo. Y dicho y hecho, porque los deseos de Luis son órdenes para Cabañas, sí, el mismo que quería hacer un hotel de varias estrellas en la choza del Seisdedos en Casas Viejas, ahora Benalup de Sidonia, de donde, mire usted por dónde, también es alcalde.

Pero el astuto Cabañas, que tiene dos hermanos imputados por facturas falsas en los juzgados de Cádiz, pudo decirse: "Tate, como me descubran a lo mejor me forman un numerito como al jefe Luigi." Y meditó largamente cómo ocultar el nombramiento de Elena Ruiz Márquez y un día se le encendió la bombilla cerebélica y exclamó "Eureka". Y descubrió cómo los boletines oficiales de la provincia de Cádiz pueden servir a los oscuros propósitos del poder. Si se nombra a alguien, su nombre debe aparecer en el capítulo de Nombramientos. Pero en el caso de la esposa de Pizarro, la cosa se hizo de otro modo, genial, agudo, astuto y esperpéntico. ¿Que donde apareció el nombramiento?

Vean ustedes mismos cómo se hacen los nombramientos oficiales en la Diputación de Cádiz.

Así se hizo el anuncio de Elena Ruiz:

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