L D (Agencias) En una sentencia hecha pública este miércoles, la Sección Tercera de la Sala de lo Penal absuelve a Arkaitz Agote Cillero, para el que la Fiscalía pedía ocho años de cárcel por un delito de estragos terroristas, al constatar que la única prueba que existe contra él son unas declaraciones autoinculpatorias sobre las que no existe "certeza y convicción" de que fueran "total y absolutamente libres, espontáneas y voluntarias".
El tribunal, presidido por el juez Alfonso Guevara, recuerda que, según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, una declaración policial ha de estar verificada por alguna prueba externa para que pueda ser validada por un tribunal, lo que no sucede en este caso, en el que la única evidencia que existe es una confesión que el acusado realizó tras ser detenido, en marzo de 2007, y de la que se desdijo ante el juez instructor.
La resolución judicial también recoge que Agote presentó una denuncia por malos tratos que fue archivada sin que se realizaran las consiguientes diligencias de investigación y añade que al médico forense que le atendió le dijo que "si seguía allí iba a hacer una tontería y se iba a quitar el cabestrillo" que tenía para "ahorcarse con él".
La denuncia de Agote, que el tribunal considera elaborada en términos "muy detallistas y corroborados por cuanto consta en el procedimiento", relataba que durante el tiempo en que se prolongó su detención la Guardia Civil le impidió dormir y le colocó una bolsa en la cabeza en cinco ocasiones, lo que le provocó síntomas de asfixia y dos pérdidas del conocimiento.
Además, el tribunal constata que la documentación de la Guardia Civil correspondiente a la declaración pone de manifiesto la existencia de "un larguísimo lapso de tiempo" (en concreto, 55 horas) en el que no se practicó ninguna diligencia que justificara el mantenimiento de la detención.
Durante el juicio, los agentes de la Benemérita que participaron en el interrogatorio aseguraron que el detenido describió con todo detalle la composición de la bomba, ofreciendo datos que sólo podía conocer en caso de haberla elaborado y colocado ya que no habían trascendido. El tribunal, sin embargo, estima que el acusado "no da detalle alguno" a este respecto, "lo que choca con la minuciosa exhaustividad del procesado en sus declaraciones voluntarias".
El artefacto, que llevaba adosado un cártel con la inscripción 'peligro, bomba', no llegó a detonar ya que fue desactivado por la Policía Autónoma Vasca después de que un vecino localizara el explosivo cuando salió a pasear a su perro.
