LD (EFE) Según informaron fuentes jurídicas, Garzón acusa a De Miguel de
los delitos de colaboración y pertenencia a banda armada, ya que además de alojar a Ayensa, su nombre aparece como captado en los documentos incautados al presunto jefe de los comandos de ETA Ibono Fernández Iradi, alias "Susper".
De Miguel negó su pertenencia a ETA en su declaración ante el juez, quien el pasado viernes ordenó la prisión de Ayensa y otros dos presuntos etarras, Iker Isiegas y Sergio Medina, por el intento de atentar contra una entidad bancaria en Pamplona en 1999. Garzón ha puesto a De Miguel, como a los otros tres presuntos etarras encarcelados el viernes, a disposición de la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios por ser quien investigaba la explosión del citado artefacto en 1999.
La intención de los terroristas ha quedado ahora desvelada al recibir Garzón la semana pasada, a través de una comisión rogatoria de Francia, el contenido de una carta "autocrítica" de Ayensa, excarcelado el pasado 23 de febrero por Ruiz Polanco al vencer el plazo para proceder a la prorroga de su prisión provisional dos años después de su detención por su relación con el grupo de ETA "Ekaitza".
Esa carta, de las que la banda denomina "Kantada" (autocrítica) y que también fue intervenida a "Susper", evidencia, según explicaba el juez en el auto de prisión, "la posible participación en el hecho descrito de Ibai Ayensa Laborda, miembro del "grupo Ekaitza" de ETA, siendo la persona que manipuló y trasladó el artefacto explosivo junto con Sergio Medina" y que les fue proporcionado por Iker Isiegas.
Cuando Ayensa manipulaba el artefacto resultó herido en las manos y en la frente y hasta su curación estuvo alojado, entre otros domicilios, en el de Pedro de Miguel y en el de Andoni Aspiazu, sobre el que desde el viernes pesa una orden internacional de busca y captura.
