Asimismo, la Audiencia ha condenado a 28 de cárcel –también por homicidio con alevosía– a Pedro Cano Hernández, y a 25 años a Gregorio Escudero Alberdi, como cooperador necesario en el atentado que costó la vida a Priede.
Los cuatro deberán pagar, además, una indemnización de 400.000 euros a los familiares del concejal socialista.
En la citada sentencia, el tribunal condena a 6 años de cárcel y al pago de una multa de 18.000 euros a Ekaitz Aramendi Urteaga y a Eider Ijurko Ruiz, como responsables de un delito de colaboración con banda armada.
Según el relato de hechos probados, "Basur" y "Ander", terroristas a sueldo de ETA y miembros del grupo "Bakartxo", integrado en el denominado "complejo Donosti" de la banda etarra, "determinaron de común acuerdo acabar con la vida" de Priede.
El chivato, Gregorio Escudero, era de Orio y conocía a Priede
Para ello, concertaron una entrevista con Pedro Cano y otro colaborador, "con la finalidad de que éstos realizaran vigilancias y les dieran informaciones sobre los horarios, movimientos y costumbres" del concejal del PSOE.
Los dos integrantes del "Bakartxo" solicitaron también la participación de Gregorio Escudero, quien "precisamente vivía en Orio y conocía al concejal". Éste les informó de que Priede "tenía la costumbre de tomar café en el bar 'Gure Txoko', al cual iba sin escolta después de comer".
El 21 de marzo de 2002, según relata la sentencia, "Ander" y "Basur" se desplazaron a la localidad guipuzcoana de Urnieta; allí robaron un coche, a cuyo propietario, tras intimidarle con una pistola, condujeron a un monte próximo a Andoain (Guipúzcoa), donde le dejaron atado a un árbol.
Poco después, los dos terroristas recogieron con el coche robado a Pedro Cano, quien condujo el turismo hasta el bar "Gure Txoko", donde "Ander" y "Basur", tras encontrar a Priede tomándose un café, le dispararon en tres ocasiones, causándole la muerte en el acto.
Asesinaron a Priede por la espalda
Priede, añade el tribunal, "no pudo ver a quienes sorpresivamente le agredían con armas cortas de fuego, por estar de espaldas o de costado a sus agresores, tomando una consumición (...), sin posibilidad alguna de evadirse del ataque ni de defenderse de él, ni de respuesta posible a las balas que los atacantes dirigían a su cuerpo".
Tras el crimen, los dos asesinos huyeron en el coche que conducía Cano y se trasladaron a un piso de Ibarra (Guipúzcoa) propiedad de Ekaitz Aramendi y Eider Ijurko, miembros del grupo "Piperrak", donde se "alojaron y cobijaron en los días inmediatos y posteriores al atentado".
