El presidente de la Generalidad ha enterrado el tripartito. O por lo menos, es lo que ha dicho este domingo en un acto de partido en Barcelona. Montilla anunciaba que: "El tripartito ha hecho un gran servicio, pero su tiempo ha pasado" y ha lanzado su nuevo eslogan: "Punto y aparte".
El candidato del PSC menosprecia ahora los apoyos de ERC y ICV – sin los que nunca habría alcanzado la presidencia catalana- asegurando que: "Ni cambiaré mis principios ni vuestros principios por un puñado de votos al Parlament de Cataluña a cambio de ser investido presidente de la Generalitat", aseguraba.
Principios de flexibilidad demostrada, que le han llevado, esta misma semana, a buscar el voto católico lanzando alabanzas a la Iglesia, y a negarse a darle una recepción al Papa durante su visita a Barcelona.
Ademas, el superhombre ha dibujado su sueño de gobierno:"un gobierno paritario pero sin cuotas ni más alma que el catalanismo social. Un gobierno que responda ante el Parlament con un programa que recupere el crecimiento económico, garantice la cohesión social, defienda Cataluña y tienda puentes con España". Y, para los acostumbrados a sus incoherencias y contradicciones, insistió: "No reeditaremos el tripartito ni aunque sumemos", señalando que ello sería incompatible con los programas que están presentando sus socios en esta campaña electoral.
"Ni mantenernos en el gobierno ni mantener una mayoría parlamentaria nos puede hacer renunciar a la coherencia que los catalanes nos exigen", ha remachado Montilla.
"Para continuar avanzando hace falta un punto y aparte. Y ello sólo es posible con un gobierno progresista y de izquierda, sólo es posible con un gobierno socialista", ha afirmado Montilla.
¿Y con quién quiere Gobernar Montilla? Él mismo lo aclara: "con los que quieran lo mejor para Cataluña". Además, ha vuelto a alimentar el fantasma de la crispación, advirtiendo del peligro de que "hay quien quiere potenciar una nueva era de enfrentamiento en Cataluña y en el resto de España".
Además, Montilla estuvo este sábado por la noche en el porgrama de Telecinco, La Noria. Allí siguió cuadrando el cíerculo y dijo que se sentía catalanista pero no nacionalista. Quizá haya olvidado la reciente manifestación contra el Tribunal Constitucional. En cambio, se sintió absolutamente convencido de que ganará las próximas elecciones.
