(Libertad Digital) Agentes de Información de la Dirección General de la Policía han detenido este jueves por la mañana, en el centro de Valencia, a dos pistoleros a sueldo de ETA, Mikel Orbegozo Etxarri (San Sebastián, 1969) y Sara Majarenas Ibarreta (San Sebastián, 1980), formaban parte de un grupo terrorista de ETA que iba a realizar atentados de forma inminente.
Pero Orbegozo es un ejemplo más de cómo se pasa del terrorismo callejero al asesinato. El 26 de septiembre de 1998 la sede socialista de Alza quedó destruida por el incendio provocado por los entonces cachorros de ETA. Un ciudadano se enfrentó minutos antes de las 11:00 horas de aquel día a un grupo de siete jóvenes que entró en la Casa del Pueblo situada en los bajos del número 3 de la calle de Santa Bárbara, cuando él se disponía a tomar un café. Los terroristas callejeros arrojaron líquido inflamable en el interior del bar y exigieron al encargado y al cliente que se fueran del local, que tenía unos 65 metros cuadrados de superficie, a lo que el ciudadano antes citado se negó y empezó una pelea con los encapuchados. Estos trataron de amedrentarle diciéndole que, o se estaba quieto, o lo mataban. Finalmente tuvo que ser atendido de heridas leves.
Orbegozo, que tenía 29 años en el momento del ataque, y sus 'compinches' llegaron al lugar en varias motocicletas que aparcaron en las inmediaciones, se pusieron unas capuchas y entraron con bidones de líquido inflamable y cócteles molotov, cuyo lanzamiento provocó una deflagración.
Del cóctel molotov a la bomba lapa y los planes de asesinato
La operación de este jueves se ha desarrollado después de que, dentro del plan antiterrorista de la Comisaría General de Información en prevención de atentados y sobre todo por la campaña iniciada por ETA en noviembre contra el turismo, agentes de Información detectaran a dos individuos en las proximidades del Ayuntamiento de Valencia (mapa interactivo de la zona en el Callejero de Libertad Digital).
El fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, vinculó la operación policial con las últimas detenciones en el País Vasco y con la carta interceptada al dirigente etarra Garikoitz Aspiazu, "Txeroki", en la que instaba a cometer atentados mortales de forma inmediata.
El etarra sacó la pistola ante los agentes
De momento, lo que se sabe es que, ante las sospechas de la policía, y tras comprobar que la documentación que habían presentado en la pensión donde se hospedaban era falsa, los agentes procedieron a su identificación. En ese momento, uno de ellos sacó de la riñonera que portaba una pistola Browing, haciendo intención de disparar contra los policías.
Los agentes se apartaron de la línea de tiro, por lo que no llegó a producirse ningún disparo, y procedieron a una persecución a la carrera tras la que alcanzaron al individuo y procedieron a su detención y a la de su compañera. Tras los arrestos, la Policía pudo localizar la pensión Tartesos, en la que se alojaban los dos presuntos terroristas, encontrando en la misma armas, explosivos y diversa documentación.
Una bomba lapa preparada y una bala en la recámara
Concretamente tenían 25 cartuchos de 100 gramos de Titadyne cada uno, 350 gramos de dinamita, una bomba lapa, un kit con un circuito para montar una bomba lapa, cuatro detonadores, cordón detonante y una pistola Sig Sauer 9 mm Parabellum con una bala en la recámara.
En los documentos aparecía el nombre de Rita Barberá
Los etarras disponían de información elaborada sobre un teniente coronel del Ejército, una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de la capital valenciana y una oficina de turismo del centro de la ciudad, próxima al lugar donde fueron detenidos. Esta información destacaba entre los veinte folios de datos incautados a Mikel Orbegozo y Sara Majarenas, pero en esos documentos había cerca de quinientos nombres. Muchos de ellos aparecían únicamente mencionados, como es el caso de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, precisaron las fuentes consultadas.
Entre esos nombres figuraban empresarios, políticos, miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, militares, autoridades judiciales y cargos locales. En el caso de los concejales del PP se trataba de datos atrasados, pertenecientes a la anterior legislatura y que habían sido obtenidos a través de Internet. De esta forma, la persona sobre la que tenían más datos los terroristas era el teniente coronel de las Fuerzas Armadas. Precisamente, en una carta incautada al Txeroki, conminaba a Orbegozo a "poner un muerto encima de la mesa" cuanto antes, con prioridad sobre cualquiera que llevara uniforme.
Efectivos de las Fuerzas de Seguridad procedieron a desalojar las dependencias del Ayuntamiento de Valencia, ubicado en calle colindante a donde se practicaron las detenciones de los etarras. La Policía pidió que los trabajadores municipales cuyos despachos y departamentos dan al Pasaje de la Sangre se retiraran de ellos y de las ventanas que dan a esta vía. Todos los empleados del consistorio abandonaron el edificio ante la alarma provocada por las detenciones de dos presuntos miembros de ETA. Al mediodía, los trabajadores del Ayuntamiento comenzaron a entrar en el edificio consistorial. El consistorio permanece abierto excepto las dependencias ubicadas en el lateral del edificio, situado en la acera de enfrente del pasaje. Los comercios ubicados junto al establecimiento hotelero y en su misma manzana permanecen cerrados. La circulación de vehículos se reanudó con normalidad excepto en la calle Sangre, que permanece cerrada.