Parece que Tony Blair empieza su campaña electoral y para horror de la izquierda igualitarista y pasmo de nuestra papanatería pedagógica lo ha hecho prometiendo que no todo el mundo recibirá la misma educación hasta los 16 años, que los que demuestren una mayor capacidad para el estudio recibirán del estado un trato más adaptado a sus cualidades naturales. Más aún, promete abandonar la “anticuada idea” de que todos los escolares deben recibir la misma educación.
La llamada “comprensividad” que no es otra cosa que educar a todos en la misma escuela, con los mismos planes de estudio y con los mismos profesores se convirtió en el ideario educativo de la llamada generación del 68. Se impuso en los países nórdicos y en Gran Bretaña. Influyó en nuestra Ley General de Educación de 1970 (que borró de los planes de estudio todo los exámenes oficiales) y se convirtió en el gran proyecto educativo del felipismo cuando PSOE ganó las elecciones en 1982.
Hace 30 años que los laboristas del Reino Unido apostaron por la escuela igualitaria, su comprehensive School sirvió de modelo para que los responsables de educación del partido socialista elaboraran nuestra LOGSE. Una vez más andamos con cierto retraso, España estrena lo que ya es un modelo amortizado.
Un modelo de escuela amortizado
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